Dice el candidato Fajardo que no participará en ningún mecanismo que permita seleccionar al candidato que se enfrente al continuismo de Petro, ya que él es candidato, sí o sí.
El argumento de fondo, su propuesta es clara: los colombianos estamos mamados de la polarización y por lo tanto quien ni es de izquierda ni de derecha, como dirían Ana y Jaime, “ni chicha ni limoná”, es quien Colombia necesita.
A pesar de lo pobre de su electorado, según la encuesta que sirve de único argumento para los seguidores de la propuesta del presidente Santos, Fajardo sostiene que es el único colombiano capaz de derrotar al bendecido por las FARC y por el Pacto Histórico, pero no estando contra ellos, ni a favor de los otros, sino en el medio.
En la otra esquina, quien hoy declara que su propósito es no tolerar nada que tenga que ver con lo que hoy ocurre con Petro, que es el anticontinuismo y por lo tanto combatirá a los violentos y no tolerará la impunidad, ese personaje muestra un mayor respaldo en las mismas dichosas encuestas.
En nuestro concepto, la mayoría de los colombianos no están mamados de la polarización, lo que ya no soportan es el gobierno de la extrema izquierda, el que cercena las libertades, el que naufraga en medio de la corrupción que supera las peores de la historia, el que gasta sin límite para pagar a sus electores y para comprar apoyos, el que dice negociar cuando está garantizando la impunidad y favoreciendo a los delincuentes, el que acabó con el sistema de salud y con Ecopetrol, el que no permite usar nuestro gas y prefiere importarlo de la dictadura vecina.
Entonces quien no es de un lado ni del otro, propone: seguir negociando como venimos haciendo por décadas con un adversario que no tiene ningún interés de llegar a acuerdos a abandonar las armas y a dejar de sembrar muerte y desolación, si no se es de ningún lado y si se declara, como lo hacen apenas el 11% de los encuestados, en aquella que le da el argumento a quienes no ven el caballo de Troya y dicen que ese magro tercer lugar en las encuestas crecerá, con el apoyo de quienes él denigra, combate y desprecia, mismos que repiten el mismo discurso el cual le permitió a la minoría ganar en las pasadas elecciones, lo cierto e indiscutible es que la Cepeda no tiene de dónde crecer, no perderá un solo voto de quienes no cambian de opinión a pesar de la corrupción rampante, de los errores que nos cuestan billones, pero con la misma moneda no conquistará un solo voto adicional al de los fanáticos, del comunismo, de los que defienden las bolsas de comida regalada y de la falta de oportunidades y de carencia de lo mínimo, de la esperanza en un futuro mejor.
Lo cierto para quienes creen en las minas con tanto oro es que la izquierda, que Cepeda conservará los votos de: la burocracia, de los maestros y de la extrema izquierda pero no tiene de dónde crecer, digan lo digan los profetas del desastre, no vemos de dónde saldrán los votos que le permitan ganar en la segunda vuelta al heredero de la guerrilla, al defensor del estado dueño de todo, de la vida, de los bienes, del qué hacer y seguidor de lo que ha demostrado hasta la saciedad, solo genera riqueza para la cúpula gobernante y miseria para el resto y si piensan que crecerá con los votos comprados con los billones guardados para ese propósito, tendrán que aceptar que esa misma indecente se usará contra cualquiera que represente el anticontinuismo.
Pensamos nosotros que, a diferencia del a veces si a veces no, aquel a quien le dedican, dime cuando, cuando, cuando, lo que realmente se decidirá es si el continuismo continúa en el poder o si por el contrario, quienes si están mamados del derroche, de la violencia impune, de los votos comprados hasta en las cárceles, de la reformas tributarias, aquellas a las que se oponían con cacerolas y gritos y que ahora persiguen con coimas y amenazas, en otra palabras lo que está en juego es el sí contra él no, y no el quizás, quizás, quizás contra él no va más.




