LA NOVELA GÓTICA DEL DEPORTIVO PEREIRA

La mala hora de la novela gótica del Deportivo Pereira inicia en los años 80 cuando los traquetos se tomaron el equipo y a inicio de los 90 en truculenta asamblea toda llena de suspicacias de las que sabemos, la Alcaldía y la Gobernación perdieron sin remedio todo poder sobre nuestra mayor insignia deportiva durante 81 años.

Antes, fue una novela rosa y aspiracional. Era la Furia Matecaña, el Kínder de López Fretes y el equipo de la ciudad. El Pereira era un club modesto con una gran afición que lo seguía porque sus directivos eran honorables comerciantes y el equipo sudaba la camiseta y ganara o perdiera, dejaba el alma en la cancha. Después, solo nos quedó una gran hinchada, un buen estadio y una bandera sin asta.

Como toda historia, este novelón ha tenido puntos de quiebre en especial porque con el narcotráfico, (Pereira sigue siendo ciudad gótica con Bloque de búsqueda incluido), el fútbol dejó de ser un deporte y pasó a ser un negocio sucio. Conocemos a los protagonistas que llevaron al Pereira a un tortuoso proceso judicial.

El fallo judicial fue otro punto de quiebre que coincidió con el glorioso primer título de campeón de Liga en 1922 y en 2023 con una gran actuación en Copa Libertadores dejando en arcas un puñado de dólares y jugadores que luego han sido vendidos, sin saberse dónde está el billete que ahora falta para cumplir compromisos. Decepción y frustración.

Pasar del punto de quiebre al punto de quiebra en solo dos años deja en evidencia a un personaje que ha arruinado los negocios más lucrativos de la ciudad.

“Extrañamos a Candamil”, me dijo un hincha al conocer el paro de jugadores y cuerpo técnico y las penosas goleadas en Pereira y Pasto con un imberbe equipo sub 20 enviado al foso de los leones.

Candamil recibió el equipo en 2013 también por incumplimientos de pagos, culpa del mismo personaje que hoy tiene en su errático poder el manejo del Club.

Injustamente criticado, John Omar Candamil planeó y salvó al Pereira de la liquidación total. Contrató al entrenador Alejandro Restrepo y buenos jugadores que triunfantes, pusieron el moño al regalo de navidad del 2022, tan distinto al fantasma triste del descenso y líos judiciales que le esperan al Depor en 2026.

Ese presagio es peor de lo que podríamos imaginar porque el presidente actual del Deportivo Pereira ha incumplido, pagos repetidamente y su promesa pública de darle grandeza al Deportivo Pereira.

Tanto el gobernador Juan Diego Patiño como el alcalde Mauricio Salazar, en sendos pronunciamientos en horas recientes, expresaron su malestar por la mala administración del Deportivo Pereira y condicionaron el apoyo para el próximo año si continúa la mala administración.

Es más, supe de buena fuente, que la Empresa de Energía, cuyo patrocinio es superior a los mil 500 millones, a principios de año quiso condicionar parte del patrocinio según los resultados deportivos a final de temporada.  Perdida la confianza, la solución más clara y reclamada, es vender el club a un inversionista con músculo administrativo y financiero, con más visión y cumplimiento. De lo contrario, sólo Batman podrá salvarnos. O el guasón seguirá burlándose de nuestra ciudad, de los hinchas, de los patrocinadores y del periodismo.

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Luis Garcia Quiroga es director fundador de GQ Tu Canal. Periodista con 50 años de experiencia (1975). Abogado de la Universidad Libre. Trayectoria en radio, prensa, TV y medios digitales. Columnista de GQ Tu Canal