Por múltiples motivos, Risaralda merece y necesita buenos, muy buenos senadores, máxime teniendo en cuenta que, en los últimos cuatro años, anduvimos patas arriba.
Es una pena que todas las espléndidas expectativas -de incluso quienes no votamos por él- se hubieran desplomado por causa del doble estándar y los excesos que el economista Juan Pablo Gallo tuvo desde sus actuaciones como alcalde de Pereira.
Casi en nada se diferencian Juan Pablo Gallo y Samy Merheg quienes pasaron por el Congreso de la República con más pena que gloria y sin dejar marca propia en favor de su terruño. Al contrario, los escándalos, los apetitos y el manejo político-administrativo inconsistente y errático son los estigmas que los alejaron del poder, del prestigio y de los votos.
Del senador Samy Merheg se cuestiona su actitud huidiza, su alergia por el debate público de los destinos regionales y su fantasmal y caótica conducción del Partido Conservador y dejándolo en la cornisa de la extinción, lejísimos de los tiempos vigorosos de Isaza Henao y Salazar Robledo. Esto sin tener en cuenta la carencia de responsabilidad política en manejos desastrosos de la cosa pública como el estado ruinoso del Hospital San Jorge, para mencionar apenas uno.
Del senador Gallo, debo decir que por estas calendas en el 2021, en una columna y en mis programas periodísticos, dije que no votaría por Gallo, pero reconocía su poder electoral, su potencial político y sus posibilidades de hacer gestión en favor del Eje Cafetero. “Es mi deseo que Gallo sea senador, pero no con mi voto”, escribí agregando que Risaralda necesitaba recuperar su senador liberal.
A Merheg como a Gallo se les olvidó que sus curules y credenciales tenían origen político en un mandato de representación de sus territorios. Prefirieron apostar por el interés personal, el filibusterismo político y la cerril oposición al gobierno mientras por debajo del radar hacía tratos, como el que a Gallo le endilga Alejandra Benavides, la testigo estrella de la CSJ en el escándalo en MinHacienda; y el del senador Merheg, denunciado ante la CSJ por la parlamentaria Carolina Giraldo por una empresa fachada que recibió dineros de los Ocad-Paz para hacer vías terciarias en Risaralda. Robin Hood al revés.
Los políticos son como los toreros que nunca se retiran. Ojalá tanto Gallo como Merheg corrijan el rumbo.
Sabíamos que en Risaralda necesitábamos un relevo generacional. Hoy, si Risaralda es consciente de la necesidad de jalonar recursos desde la representación política en el Senado, el capital político del voto duro de Gallo y Merheg debe quedar a disposición de Diego Patiño Amariles y María Irma Noreña y ojalá también el voto libre y de opinión.
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Luis Garcia Quiroga es director fundador de GQ Tu Canal. Periodista con 50 años de experiencia (1975). Abogado de la Universidad Libre. Trayectoria en radio, prensa, TV y medios digitales. Columnista de GQ Tu Canal




