BUENO ES CULANTRO, PERO NO TANTO

Los cuchillos son herramientas que se usan para cocinar, los emplean: el talabartero, el sastre, el campesino, pero también son armas con la que se hiere, se mata, así que el instrumento es una cosa y su uso es otra.

         Ante la proximidad de decisiones que perpetuarán por treinta años la APP Autopistas Café, andan buscando firmas para respaldar un escrito en el cual se dice que las Alianzas Público Privadas, son la panacea que no admite ni discusión ni control alguno y única alternativa viable para construir y administrar obras públicas de alto costo.

         Las APP tienen historia en Colombia; debería ser el capital privado el que desarrolla las obras, cosa que no fue así, las Autopistas del Café, iniciaron el cobro de los peajes antes y durante la ejecución del compromiso adquirido, cosa que se repitió, con la muy lenta construcción de la terminal del aeropuerto Matecaña.

         APP sí pero así no; en Colombia, donde unos pocos ya son dueños del 80% de las vías afectadas por peajes más rentables.       Las APP son empresas pobremente controladas tanto en los ingresos como en la calidad de lo que se le ha encomendado a su cuidado, los casos de puentes caídos, de derrumbes no controlados, de los cortes en los servicios se repiten, como no cuesta mucho recordar lo que nos ha y está ocurriendo.

Concesiones como las de: las Autopistas del Café, del aeropuerto Matecaña, la recolección de basuras, el alumbrado público, o del cobro de multas en las carreteras; estas como todas las otras que conocemos, no tienen fin, se pactan hasta a 30 años, una eternidad, y lo peor, cuando los plazos o los recaudos estimados se cumplen, entran en juego leguleyos y lobistas profesionales para conseguir renovar, por otra eternidad, la taquilla que cobra, como en el bus, por adelantado.

Las APP han logrado, en nuestro entorno, utilidades mayores que ningún otro lícito del que tengamos noticia, puesto que, estas son una manera de ejercer monopolios en el uso y usufructo de bienes públicos, por la magia de las APP, dado que al eliminarse la competencia, que es la reguladora de precios en las democracias, los ingresos, las inversiones, las utilidades y las prioridades son el resultado de negociaciones en los que la relación costo beneficio desaparece y se logran con acciones que van desde la abierta corrupción, de la acción de cabilderos bien remunerados, de la entrega de bonos y beneficios a los tomadores de decisiones, de publicidad bien paga, en una pelea de toche con guayaba madura.

         Así que APP, sí pero aquellas que permitan el control de ingresos y gastos, que inviertan allí donde se originan los ingresos, que rindan utilidades que no sean extorsivas, que realicen las obras que ofrecieron y en los plazos pactados y no el resultado, como es el caso de las Autopistas del Café, que ha logrado más de veinte otros si, por medio de los cuales han cambiado las obligaciones, o la otra, la que se tomó largos años para construir la terminal de pasajeros del aeropuerto, o las deficiencias de los servicios pactados como son los de la recolección de basuras o el alumbrado público, en donde todo es a favor del concesionario, y en contra de los intereses de la comunidad.

         Ojalá las organizaciones nuestras, en vez de servir de agentes al servicio de empresarios foráneos, algunos con pésimos antecedentes, propiciaran la consolidación de asociaciones locales que pueda acometer inversiones importantes y se dediquen a defender lo nuestro, y como coletilla añoramos aquella Sociedad de Mejoras Públicas que se dedicaba a defender los intereses de Pereira, a construir y entregar al municipio sin pedir factura.

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Juan Guillermo Ángel Mejía es ingeniero industrial de la Universidad Tecnológica de Pereira. Exalcalde de Pereira y exsenador y expresidente del Congreso de la República. Fue embajador en Guatemala. Es un pereirano de todas las horas y columnista de GQ Tu Canal.

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