Unidad de la oposición es lo que surge como un imperativo después de ver los resultados de la última encuesta Invamer, revelados el pasado 30 de noviembre.
En esa encuesta, se ve el resultado de la relativa mejor organización de la centro-izquierda que, con Iván Cepeda como candidato, avanza de una manera, no diría más rápida ni más segura, pero al menos sí más clara.
Por el otro lado está la proliferación de candidatos del espectro que podría llamarse de centro-derecha, una multitud de personalidades en los cuales la mayoría no cuentan sino con las ganas de hacerse ver, porque muchos no llegarán ni a hacerse contar como se dice en los mentideros políticos.
La tesis que se ha venido manejando en virtud de la evidente necesidad de unidad en este espectro del panorama político, la lanzó el expresidente Uribe al decir que la unión debería ser amplia y que debía abarcar “Desde Fajardo hasta Abelardo”.
El problema de este llamado es que los más conocedores de la dinámica política, incluido el mismo Álvaro Uribe, saben que en las encuestas no se lee solamente la intención de voto.
En esos resultados hay que leer con atención además dos datos imprescindibles para no equivocarse: uno se llama “el negativo”, es decir el rechazo que genera el candidato, que se muestra en los que responden diciendo que jamás votarían por él o ella. El otro es el resultados probable en segunda vuelta.
Es sabido que la segunda vuelta, ya con solo dos candidatos enfrentados, obliga a la gente a tomar partido, presentándose frecuentemente que esta decisión se da no por el que más gusta sino por aquel que causa menos rechazo.
En la encuesta Invamer de la que estamos hablando los números fueron así:
En un escenario de primera vuelta, a la pregunta «Si las elecciones a la Presidencia se realizaran el próximo domingo, ¿por cuál candidato votaría usted?» 31,9 % respondió por Iván Cepeda; 18,2 % por Abelardo de la Espriella y 8,5 % por Sergio Fajardo.
Ante la pregunta «¿Y por quién nunca votaría?» 23,9% dijo que por Iván Cepeda; 12,6% por Vicky Dávila; 12,3% por María Fernanda Cabal y 12,2% por Abelardo de la Espriella. Aquí el negativo de Abelardo iguala al de Cepeda, cosa que podría no parecer tan preocupante.
En segunda vuelta, si el enfrentamiento fuera entre Cepeda y De la Espriella, Cepeda obtendría 59,1% y Abelardo De la Espriella 36,2%. El 4,6% sería voto en blanco.
59% Cepeda vs. 36 % Abelardo, es casi la mitad de la votación, que parece conservar la misma tendencia observada en los resultados encuestados para primera vuelta 31,9% contra 18,2%.
Si la diferencia en el escenario hipotético de primera vuelta, con más candidatos en el abanico, era de 13 puntos porcentuales, para segunda vuelta la diferencia se convierte en 23 puntos de ventaja para Iván Cepeda.
Esta es la razón fundamental por la cual la centro-derecha no está dispuesta a renunciar a la consulta en marzo. No pueden pelear con Abelardo que se les está imponiendo como una realidad electoral, pero temen, no sin razones, que éste los lleve a la derrota en segunda vuelta.
Así, las circunstancias parecen obligar a una reformulación del llamado a la unión para que se convierta en “De Fajardo hasta Juan Carlos (Pinzón)”. Replanteamiento que en la práctica se va a dar, porque Abelardo ya dijo que no va a participar en la consulta de marzo y que se irá solo en primera vuelta.
Esperemos que realmente se logre materializar esa unión, porque por el otro costado del espectro político, es decir hacia el centro, es sabido que a Fajardo no le gustan las alianzas y es previsible que, también, como Abelardo, se vaya solo a primera vuelta.
Así, la denominada centro-derecha llegará a la primera vuelta con al menos tres candidatos previsibles: Abelardo, Fajardo y el que resulte ganador de la consulta de marzo. A menos que, alguno de los participantes que ya manifestaron quererse medir en esa consulta, el más previsible dentro de ellos Juan Carlos Pinzón, obtenga unos resultados tan contundentes que invalide de hecho las posibilidades de los otros dos en primera vuelta.
En todo caso, es evidente, y se ha visto en las elecciones pasadas, que acudir a una consulta en marzo favorece las candidaturas de los que participan y desfavorecen a los que deciden no hacerlo.
Faltan noventa días para mover el ajedrez político y, así, garantizar un triunfo de la oposición en el 2026.
En el juego político -como en ajedrez- siempre hay que estar pendientes del próximo movimiento.
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Martha Alzate Hincapié es Ingeniera civil con Maestría en Administración de Empresas y Doctorado en Literatura. Fue Secretaria de Planeación de Pereira y candidata a la Alcaldía de Pereira.Es columnista de GQ Tu Canal.
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