El alumbrado público trasciende el cumplimiento de una normativa y se posiciona como un elemento fundamental para la seguridad, la calidad de vida y el bienestar de las personas.
No se trata únicamente de iluminar calles y espacios, sino de crear entornos donde las familias puedan caminar con confianza, donde los parques sean seguros y acogedores, y donde las actividades cotidianas encuentren un marco de tranquilidad y orden.
Cuando entendemos el alumbrado público desde esta perspectiva, vemos que su verdadero propósito no se limita al mantenimiento técnico, sino que está profundamente vinculado al desarrollo humano y social.
Así, esta infraestructura básica se convierte en un eje transversal que impacta directamente en la percepción de seguridad, cohesión comunitaria y el fortalecimiento de la calidad de vida en los territorios.
Sin embargo, para garantizar que el alumbrado público cumpla con este propósito, es esencial que todos los sectores involucrados asuman un papel transformador y comprometido. Desde los municipios que gestionan los recursos hasta las empresas que suministran tecnología, pasando por la academia que aporta conocimiento, todos deben trabajar en conjunto para promover un enfoque centrado en la ciudadanía.
Este esfuerzo debe incluir la creación de espacios pedagógicos que acerquen a las comunidades al significado y la importancia del alumbrado público, permitiéndoles entender los proyectos que se desarrollan en sus barrios y cómo estos impactan en su entorno. Es aquí donde se gesta una ciudadanía informada y consciente que comprende los beneficios inmediatos de un sistema eficiente y se involucra activamente en su mantenimiento predictivo, logrando reducir costos y extender la vida útil del sistema.
Cuando una comunidad se apropia del alumbrado público, el impacto trasciende lo técnico para consolidar territorios inteligentes. La implementación de luminarias LED con tecnologías integradas como sensores de calidad del aire, sistemas de tráfico y cámaras inteligentes facilita una gestión energética eficiente impulsando la recopilación de datos para mejorar la toma de decisiones a nivel urbano.
Este puente de información transparente entre las empresas gestoras, las alcaldías y la ciudadanía refuerza la confianza y la inclusión. Así, el alumbrado público va más allá de una herramienta para iluminar, pasando a un escenario simbólico de progreso, sostenibilidad y desarrollo urbano integral que tiene como núcleo el bienestar colectivo.
En el contexto actual, con la implementación inminente de un proyecto de alumbrado público en nuestra ciudad, se presenta una oportunidad única para fortalecer esta infraestructura esencial mediante la integración de tecnología LED. Este avance garantiza la eficiencia energética asegurando los mejores niveles de iluminación en términos de lúmenes y luxes en nuestras vías y parques.
Además, al incorporar sistemas de telegestión apoyados en el Internet de las Cosas (IoT) y Big Data aterrizados en un escenario de inteligencia artificial es posible tomar decisiones informadas que optimicen el mantenimiento y el monitoreo, transformándolos en procesos verdaderamente inteligentes.
Como pereirano que ama profundamente su tierra, considero fundamental que este proyecto se construya desde el alma misma de nuestros barrios y comunas. Es crucial que cada habitante comprenda que la luminaria frente a su hogar represente seguridad, calidad de vida y un urbanismo moderno, característico de una ciudad inteligente.
Solo con esta apropiación comunitaria lograremos que el alumbrado público trascienda lo funcional y se convierta en un símbolo de progreso compartido y cohesión social.