Hace más de dos mil años, Jerusalén vio pasar por la empinada y gorobeta vía dolorosa, a un reo condenado a la máxima pena, al martirio de la cruz, por grave delito, el de predicar: el amor, el perdón, la honestidad y condenar la corrupción y la vanidad de quienes se creían poseedores de la verdad, los mismos que exhibían su devoción, a los que compraban los cargos de elección y se ufanan de ello, la ciudad eterna sometida al imperio de Roma presenció pasar por ese estrecho camino de piedras a quien a ella llegó cabalgando en humilde y pausado burrito, cuyas palabras y ejemplo hacían temblar a los corruptos y a los tiranos.
Eli, Eli, ¿lama sabactani?, alrededor de la hora novena, a eso de las tres de la tarde, Jesús exclamó: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Oración que se repite en los momentos de angustia, y que hoy recitan desde clérigos hasta todos aquellos que sienten que el país, que su gobierno los ha abandonado, ellos, quienes cuentan los pesos para comprar lo indispensable, las medicinas, el gas de la cocina, los litros de gasolina, o el pan con colombiana que comparten para cenar, ellos quienes almuerzan no con el fino vino que degusta el presidente y su copiosa parentela en los más caros restaurantes de Francia o de su querida Italia.
Dios mío, ¿será que has abandonado a la Colombia que sufre y padece, a las víctimas de la violencia que crece y crece en medio de la impunidad, a los justos que son calumniados y perseguidos, a los huérfanos. viudas y las niñas y niños violados por los que engordan en las curules y reclaman protección contra las palabras de las víctimas que reclaman verdad y justicia, a los enfermos que hacen colas interminables para que les entreguen las medicinas con las que sobrevivían ayer y cuya falta les condena hoy a padecer y morir,ñ; será que seguirá creciendo el gasto en contratos de prestación de servicios en los que ya ha gastado 60 billones de pesos, que seguirán cerrando empresas cada día gracias a un estado estatizante, o que la patria potestad y la educación de niños quedará finalmente en manos del estado y “crece, crece la audiencia” no sobre las escalinatas que describe don Jorge Zalamea, sino en las calles, los caminos, las veredas y los pueblos desamparados.
Hoy cuando se recuerdan las póstumas palabras del redentor, es día propicio para preguntar.
1.- ¿Será que la juez que preside el juicio contra Uribe, ya dio traslado para que se juzgue a quienes o mintieron bajo juramento ayer o lo hacen hoy cuando contradicen lo entonces dicho?
2.- ¿Porqué, solo años después, la consentida de Petro revela lo que el otro mimado le dijera, cuando se conocieron sus actuaciones punibles?
3.- ¿Será, que Colombia será la única nación que ni siquiera juzgue, a su entonces presidente por las probadas y, reconocidas coimas, recibidas de ODEBRECH?
4.- ¿Quedará impune y orondo Maduro, el mayor ladrón de elecciones de quien se tenga noticia?
5.- ¿Seguirá siendo Maduro el mejor amigo del presidente de Colombia, como Chávez lo fuera de Santos?
6.- Como la corrupción y el nepotismo no son cosa nueva ¿habrá quien pueda recordar a tantos corruptos, parientes y cómplices juntos en el gobierno de Colombia?
7.- ¿Seguirá, la otrora pulquérrima Cámara de Comercio asaltando la buena fe de los empresarios, o contando con su complicidad , cuando usa a sus empleados para conseguir poderes para apoderarse de los cargos de elección, a pesar de la expresa prohibición de esa conducta en las normas vigentes, y se saldrá con suya como siempre lo ha hecho?
Dios quiera que el “todo está consumado” la sexta palabra no se repita como lo está haciendo la séptima y última que el mártir del calvario pronunciara.