Cada vez más empresarios están optando por la reserva. Lo permite la ley —en concreto el marco del Habeas Data— y lo permiten también algunos canales institucionales de la Cámara de Comercio: usted puede negarse expresamente a que su información financiera sea usada con fines de divulgación o comercialización.
Y todo indica que muchos en Risaralda lo hicieron. Porque al revisar el reciente especial de las “500 empresas más grandes del departamento”, salta a la vista que varios nombres conocidos, firmas robustas, pesos pesados del tejido empresarial, simplemente no aparecen. No es que no existan. No es que no vendan. Es que decidieron no exponerse. Y cómo culparlos. En un país donde la visibilidad es peligrosa, el silencio es una forma de defensa.
Y es que hay documentos que uno quisiera celebrar, pero que toca mirar con pinzas. Esta publicación reciente, muy elegante, impresa a todo color, con tono aspiracional y discursos de economía circular que parecieran reciclados de hace una década. Pretende mostrarnos el músculo empresarial del departamento con las “500 empresas más grandes de Risaralda”. Hasta ahí, nada nuevo. Pero al entrar en detalle, lo que debería ser un ejercicio de orgullo se convierte en uno de incredulidad.
Primero, la calidad de la información. Dejando de lado el entusiasmo editorial, las cifras tienen unos baches contables que llaman a gritos una auditoría. No sé quién curó estos datos. No sé si alguien, más allá de pegar tablas de Excel, se detuvo a cruzar razones e indicadores financieros mínimas. Porque hay números que no cuadran ni con magia negra.
Cito un caso concreto -y con el conocimiento que 8 años de estar en esa junta directiva me entregan-: el del Parque Temático de Fauna y Flora de Pereira. El documento afirma que en 2024 vendió $12.900 millones. Cifra razonable y de la cual puedo dar fe. Pero acto seguido, con total desparpajo, se informa que obtuvo utilidades por $18.044 millones. ¿Cómo una empresa gana más de lo que vende? ¿Subvenciones no contabilizadas como ingreso? ¿Ventas de activos que se se fueron derecho a la utilidad operativa? ¿O simplemente alguien tipeó mal el Excel y no lo revisó? Algo no cuadra. Y ese mal olor, si no es dolo, es descuido. Y eso ya basta.
Ahora, pasemos al renglón turismo. En el listado de las “50 empresas más grandes del sector turismo” aparecen más restaurantes que hoteles. Frisby, La Lucerna, Donucafé, Sayonara, Selva, Rooftop… Todo muy sabroso, pero eso no es turismo formal. Eso es gastronomía. Y que yo sepa, ninguno de esos tiene Registro Nacional de Turismo, ni está catalogado como prestador directo de servicios turísticos. Entonces, ¿qué lógica tiene meterlos en la misma bolsa de hoteles, operadores turísticos y parques temáticos? ¿Compararlos con Termales de Santa Rosa o con agencias especializadas?
El rigor conceptual brilló por su ausencia. Y no hablemos del sector industrial ahí también se pueden advertir algunas omisiones importantes.
Pero lo que más me inquieta no es el error puntual, sino la lógica sistémica: estos informes, producidos con cifras reportadas a la Cámara de Comercio, se convierten en material de amplia difusión, sin revisión. Se imprimen, se celebran, se viralizan. Y detrás, no hay curaduría, no hay auditoría, no hay contraste. Solo un copy-paste institucional. Y eso, para mí, es grave.
Ah, y un apunte final. El sector salud. Ver que Audifarma -una empresa que movía más de cuatro billones de pesos al año- sea arrastrada por el fango por culpa del capricho de un sátrapa que se hace llamar presidente, es una tragedia anunciada.
Pero también es esperanzador ver que aún hay núcleos de resistencia técnica y gremial, como el Clúster de Salud y Bienestar de Risaralda, que siguen apostando por el desarrollo. Bien por ellos. Mal por el gobierno.
Bonito el papel, valioso el esfuerzo, interesante el ranking… pero así, como está, es más ornamento que instrumento. Y lo que necesita este país no es más vitrinas, sino más verdad.
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Juan Nicolás Gaviria es economista y magister en Administración de Empresas de la Universidad Javeriana de Bogotá. Especialista en Gestión Tributaria y Aduanera de la Universidad Libre Pereira, Empresario y emprendedor serial, presidente y fundador del primer sindicato de empresarios del país “Siempre Colombia». Agudo columnista de opinión en GQ Tu Canal.
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