El Nepotismo, el uso del poder para favorecer a parientes o amigos tanto en el sector público como en el privado, se origina por algo de común ocurrencia durante la edad media, cuando el Papa nominaba cardenales a nepotes (nepote, sobrino en el idioma italiano), llegó a ser tan de común ocurrencia que fue necesaria la promulgación una bula, por parte del Papa Inocencio XII, en 1.692, para terminar con aquello de los parientes cardenales.
Si bien la práctica de asignar empleos o conceder favores, sin tener en cuenta las calidades y calificaciones del favorecido, aquello que llegó a jugar un papel decisivo en el manejo de la iglesia católica dejó de ser aceptada, la misma ha perdurado a lo largo de la historia, tanto en el sector público como en el privado, es una forma de corrupción y ha llegado a extremos que cobijan, como ocurriera en pasado en Roma, en el desarrollo de la pseudo democracias, los ejemplos hacen parte de la historia de las dictaduras abiertas y de otras que se muestran como democráticas pero que no lo son.
Juan Domingo Perón el poderoso gobernante argentino, delegó en su esposa Eva Duarte, el poder de facto y posteriormente a María Estella Martínez su siguiente consorte llegó a ser vicepresidente y más adelante primera autoridad de la bella y culta Argentina; en Nicaragua, Daniel Ortega designa como su vicepresidente a Rosario Murillo, su esposa y a sus hijos en posiciones del alto gobierno, también en Argentina, los Kirchner, marido y esposa ejercieron el poder sin solución de continuidad y qué decir con lo que ocurre en la Corea del Norte, donde el poder se hereda, o lo que era pan de cada día en todas las repúblicas, que se apodaban democráticas, en la Europa del este, o en la lacerada Venezuela.
Colombia no es la excepción, el favorecimiento a familiares y amigos ha sido una práctica corriente, la cual, muchas veces, sobrepasa las preferencias naturales en las relaciones familiares.
En el actual gobierno esta variedad de corrupción se ha extendido como verdolaga en playa, la larga lista de ministros y funcionarios de primer nivel que nombran o dan contratos a: su pareja, a su padre, a su esposa, a sus hijos y subalternos; para solo citar un caso, es de público conocimiento que un poderoso alfil de este gobierno es tan exitoso, que sus tres esposas y sus cinco hijos devengan en altos cargos del estado.
La justicia, desgraciadamente, no es la excepción, las declaraciones de incompatibilidades, cuando media dolo, se hacen frecuentes; no son raros los casos de esposos el uno en una corte y el otro en la otra, o el pariente cercano en un cuerpo de elección y el otro en otra; el estado proporciona la moneda de cambio para embellecerse y lograr afectos o para complacer, corresponder, pagar deudas o conseguir lealtades.
Los magistrados fugitivos y los condenados por la venta de fallos, y los que falta por conocer, nos conducen a que, para analizar la manera como fallará este o aquel togado, se puede tener en cuenta a quien le debe favores y cuáles sus filiaciones políticas.
Esta situación, afortunadamente, no contamina a todo el poder judicial, nuestra institución cuenta con: jueces, secretarios, magistrados y altos funcionarios, quienes, además de no deberle nada a nadie, tienen clara su condición de dispensadores de justicia, la cual no solo debe ser ausente de segundas intenciones sino también parecerlo, ellos, los justos, son el último baluarte del pilar fundamental de la democracia.
Aquello de la independencia de los poderes, los cuales tienen su razón de existir para que sirvan de pesos y contrapesos que garanticen el buen gobierno en la democracia, también pierde credibilidad, cuando el uno logra penetrar el otro, a través del tan mencionado nepotismo.
……
Juan Guillermo Ángel Mejía es ingeniero industrial de la Universidad Tecnológica de Pereira. Exalcalde de Pereira y exsenador de la República. Es un pereirano de todas las horas y columnista de GQ Tu Canal
GQ Tu Canal es un medio periodístico independiente y democrático que rinde tributo al derecho constitucional de libertad de expresión.
Las opiniones de nuestros columnistas son respetadas, y de su exclusiva responsabilidad.