En una columna de hace un par de años hice una remembranza de Fernando Agudelo Velasco, icónico líder del empresariado risaraldense, hombre de carácter, vertido y controvertido, a la vez incómodo a los gobernantes y colaborador de ellos. Estupendo ser humano y gran dirigente gremial que fue.
Viendo la opacidad gremial y los ególatras choques intestinos que por fortuna parecen superados, por esos días posteriores a su lamentable fallecimiento, dije en esa ocasión, que “Agudelo Velasco se revolcaba en su tumba, perturbado con lo que sucedía en el sector que representó durante tantos años con tanto afecto y esfuerzo”.
No sé si mi posición (mi precaria vanidad no da para tanto), y las críticas de otros observadores de la cotidianidad pereirana fueron tenidos en cuenta para el revolcón que el Intergremial de Risaralda le dio a tan preciada y necesaria institución.
Pero es satisfactorio lo que viene ocurriendo desde que encargaron en 2024 al gerente de Camacol Dr. Víctor Baza Tafur el diseño de un plan estratégico y luego por primera vez eligieron una mesa directiva nombrando en la presidencia ejecutiva a la Dra. Ximena González Gómez.
Digo esto por los hechos que con acierto el Intergremial viene registrando al expresar la vocería de nuestros empresarios y la ciudadanía, a la vez recuperando el papel de pronunciamientos claros y directos como el que acaban de hacer en relación con el preocupante estado del orden público en el Departamento de Risaralda.
La cosa es tan amenazante que el gobernador Juan Diego Patiño destinó recursos públicos por el orden de $50 millones para quien suministre informaciones orientadas a la captura de personas vinculadas con grupos armados en territorio risaraldense.
El pasado miércoles publiqué una columna titulada “Batallón San Mateo y Clan del Golfo” sobre un trabajo de investigación del profesor Jairo Libreros de la Universidad Externado de Colombia divulgado en noviembre pasado en el Club del Comercio de Pereira sobre presencia guerrillera y de clanes criminales en Risaralda.
De tiempo atrás, con la vista gorda de ciertas autoridades e incluso con falsos positivos, en nuestras calles se libra una guerra sicarial entre bandas criminales por el control de negocios de microtráfico, extorsión, armas y otras rentas ilegales al tiempo que poderosas estructuras poderosas corren sus bases desde el Chocó y Valle del Cauca.
Es la ocupación de Pereira y Risaralda como territorio geoestratégico del país. Según Libreros, es decisión tomada.
El reciente comunicado del Intergremial y la recompensa del Gobernador Patiño, son las campanas mayores tocando a rebato para que evitemos un mal mayor del que ya nos camina pierna arriba.