Honor a la memoria del gran pereirano, escritor, historiador, comerciante, deportista, rotario, infatigable conversador y gran amigo que fue Hugo Ángel Jaramillo, de quien todos sus amigos y quienes le conocieron, sabemos que su vida es legado y paradigma de virtudes ciudadanas.
A la manera del tropo literario de García Lorca, Hugo tenía duende, expresión que el poeta español diferenciaba de tener ángel, que es sinónimo de encanto o de poseer un don.
Hugo era un ángel que tenía duende en el sentido metafórico, porque siempre inspirado, hablaba y escribía desde bien adentro de los lienzos del alma en mixtura con sus vivencias, emociones y sentimientos sobre lo que creía, veía y sentía, en especial, del microcosmos que fue su Pereira del alma.
En ocho años deberíamos celebrar su natalicio. Hugo nació un 10 de abril de 1933 en el esplendor de la generación más visionaria de Pereira, siendo testigo excepcional del salto de aldea a ciudad. Lentamente, su aliento vital se extinguió un 16 de marzo de 1999, acosado por la insoportable fatiga del tratamiento de cáncer.
Lleva su nombre el megacolegio del barrio Málaga, Comuna del Café. Extrañamente no lleva su nombre el coliseo menor de la calle 19, que ayudó a construir y donde representó a Colombia en un Campeonato Suramericano de Pesas que apoyó en su organización. El Concejo Municipal está en mora de exaltar su grandeza.

De su matrimonio con Ivonne Chujfi, (primera de izquierda a derecha, con Hugo, cuarto en foto de 1984), con sus hijos Elizabeth, Jorge Elías y Viviana, testimonios de la prolongación de su existencia.
Escribió al menos una docena de libros varios de ellos impresos por su amigo Hernán Sierra en la litografía Gráficas Olímpica, y también en Gráficas Buda. Un Atlas de Risaralda en gran formato, El deporte indígena en América, la historia de Pereira en dos grandes tomos y la historia de la Sociedad de Mejoras de Pereira, entidad de la que fue secretario, entre otras literarias y humanísticas.
Reconocido como antropólogo e historiador, no tuvo el privilegio de la formación académica de Víctor Zuluaga, Rigoberto Gil Montoya, John Jaime Correa, Amelia Restrepo o Sebastián Martínez Botero entre otros grandes que con seguridad abrevan en sus fuentes. Hugo apenas hizo cuatro años de primaria.
En 1977 la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla le otorgó doctorado Honoris Causa, y le alcanzó para ser conferencista en universidades, congresos en México y Austria y en su infatigable amor por Pereira, fue a los barrios y escuelas a dictar charlas. Fue profesor de humanidades y sociología en las Universidades Libre, Católica y UTP.
Recordarlo es volver a pasarlo por el corazón con el afecto de siempre. Me nace parafrasear la forma lírica como Neruda evocó a su inmolado amigo Salvador Allende: “Querido Hugo, aquí estás; como si aquí estuvieras”.