Dijo John F. Kennedy: No preguntes que puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer por tu país, esa oferta, la de ser el constructor y no el usuario, de contribuir a la comunidad y no a servirse de ella, es un espejismo que se pierde a medida que cunde la corrupción.
Quienes han venido feriando lo que otros hicieron, negocios que, según nuestro criterio, han entregado lo que mucho costó construir, entre ellos encontramos algunos que han herido a Pereira en sus afectos y en su patrimonio, tanto que solo podrían ser comparados con lo que hace un mico en un pesebre.
Uno de los causantes de los daños en lo nuestro, regresó de España después de haber sido condenado allá y encontró aquí una fórmula para ganar mucho dinero sin riesgo alguno, en efecto se apoderó, en una discutida licitación, de una de las líneas del Megabus, al que viene demandando después del desastre financiero.
También se adueñó del Deportivo Pereira, el cual, en una primera instancia, quedó en manos de un liquidador dada su ruina, para que, cuando se vencieron los plazos de la intervención, por decisión judicial, retomó el equipo, el cual consiguió un campeonato y con él millones de millones, mismos que desaparecieron en un solo año, a tal punto que, otra vez, la institución ha entrado en cesación de pagos.
El que desconocer la historia condena a repetirla ya ha superado esa condición, ahora no es necesario ignorarla, es a pesar de lo que está sucediendo, ella se repite en un país que se tapa los ojos, los oídos y la boca, como los tres simios sabios, aquellos representan el “no ver el mal, no oír el mal, no decir el mal”, idea confusionista de la moral que se ha convertido en: evitar ver lo malo, no oír a quienes advierten el deterioro de lo bueno y para rematar callan ante lo que es ya pan de cada día, así los tres monos se convierten en cómplices, cuando no actores de primera línea, en lo que corroe a la estructura social y las buenas costumbres.
De un lado Carolina Giraldo y de otro Alejandro García han denunciado el contrato de concesión del alumbrado público en Pereira, mismo que, como en el caso del Deportivo Pereira, es la misma perra con distinta guasca, ya que pensábamos que ese pésimo negocio para la ciudad y mina de oro para el contratista era parte de la historia para olvidar, ahora regresa bien publicitado y mejor remunerado.
Si las denuncias de los dos congresistas resultan comprobadas nos encontraremos con otro de los discutibles contratos en los que participa el llamado turco Hilsaca, quien si bien no ha resultado condenado por la justicia, si hace parte de otras denuncias y encartes como: la licitación que suspendiera un juez al proceso licitatorio para el recaudo del sistema Megabus.
O aquella en la que la se denuncia que la interventoría de la iluminación concedida también está en manos de empresa relacionada con el mencionado Hilsaca; a lo que se le suma el contrato que triplicó el costo del alumbrado navideño del año pasado y que, según los denunciantes, se convierte en un doble pago dado que es obligación incluida en la multimillonaria concesión, además encontramos que la Contraloría de Medellín examina a la empresa AGM Desarrollo S.A.S, por otra licitación, empresa que también está encartada ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca por una minera en el Atlántico, y para rematar se le ha mencionado como financiador de campañas políticas, como relacionado con ya muy famoso Emilio Tapias y por el origen de los 80 bienes por $ 33.5000 millones que denuncia la Urna de Cristal.
De resultar cierto lo denunciado deberán responder no solo la alcaldía, también nos debe la Contraloría y los concejales que aprobaron a la carrera este negocio y tira a la basura la confianza de quienes en Salazar creímos y pone en tela de juicio las campañas políticas en las que está comprometido.
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Juan Guillermo Ángel Mejía es ingeniero industrial de la Universidad Tecnológica de Pereira. Exalcalde de Pereira y exsenador y expresidente del Congreso de la República. Fue embajador en Guatemala. Es un pereirano de todas las horas y columnista de GQ Tu Canal
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