EL GOLPE DEL PERIODISMO CORPORATIVO

El pasado 14 de noviembre murió el Noticiero CM& del Canal 1 de TV. Es la más reciente invasión del periodismo corporativo al territorio del periodismo independiente.

Esto es grave en un país donde las encuestas señalan la pérdida de confianza y credibilidad en las instituciones como la justicia, el congreso, la policía y los grandes medios de comunicación, que incluso, rompen el techo de la imparcialidad y ahora, además de financiar políticos, lanzan candidaturas presidenciales.

Ni el bien ganado prestigio, ni la loable vida y obra de Yamit Amat impidieron al Grupo Prisa de España, dueño de Caracol radio, quedarse con la cereza del pastel de esa abuela que es la TV pública inspirada por Bernardo Romero Pereiro, fundada por Rojas Pinilla en 1954 e impulsada por visionarios como Fernando Gómez Agudelo de RTI.

El periodismo corporativo (los grandes medios de comunicación, prensa, radio, TV y medios digitales), ahora juega en toda la cancha en detrimento del periodismo independiente. Eso es insano para la libertad de expresión, la democracia y el ecosistema de la economía incluido el control de precios.

Una cosa es el monopolio, otra el oligopolio y otra los conglomerados. En Colombia los dueños de los grandes medios de comunicación son los mismos conglomerados dueños de medios de producción y medios financieros, a diferencia de los EE.UU donde este juego de poder es prohibido.

Tres familias dueñas de conglomerados con su poder económico compran medios como juguetes de navidad. Santodomingo (Caracol TV, El Espectador y Blu Radio); Ardila (RCN radio, Canal RCN y La República); Sarmiento (El Tiempo). Todos tienen canales en redes sociales.

Estas mismas familias están comprando emisoras independientes y periódicos como El País de Cali. Al corporativismo periodístico se suman las empresas que tienen canales privados, tal el caso de Claro y su Red + Noticias. Sin dudas, en medio de los medios hay estupendos periodistas, pero pocos pueden decir como Gossaín: “Yo no vendo gaseosas, hago periodismo”.

La catástrofe y polarización de Argentina en política y economía es un ejemplo de periodismo corporativo. Está documentado en el libro “Quinto Poder, el ocaso del periodismo” del filósofo y profesor universitario Dante Palma.

El periodismo en sentido amplio, ya no es el cuarto poder. Según Dante Palma, con el expansionismo del periodismo corporativo, al usuario de la opinión y la información solo le queda el quinto poder del periodismo soportado en la confianza y la credibilidad de los públicos de las plataformas digitales y algunos medios escritos.

El periodismo confiable es como el agua, que siempre, sin remedio, encuentra la forma de salir y mojar lo que se encuentra.