Es grata sorpresa tener de nuevo y de manera permanente a un gran pereirano como el economista, ingeniero civil y filósofo Guillermo Botero Mejía, quien me concedió el honor de una entrevista que ha tenido alto impacto en la ciudad y de la que quiero compartir algunas de sus opiniones.
Dice que Pereira lo tiene todo. Siente que, “Los pereiranos poseen una excelente condición humana, son amorosos y sinceros. Aquí hay Pereiranidad, palabra ligada a lo que anteriormente llamábamos civismo, definido civismo como ese sentimiento que tenemos los pereiranos de que todos somos iguales, cosa que se ha ido perdiendo un poco debido a los fenómenos de la posmodernidad, pero aún se conserva mucha pereiranidad”.
Desde su perspectiva, experiencia y conocimiento de Pereira y sus gentes, a la pregunta de qué clase de alcalde o alcaldesa necesita Pereira, Botero Mejía plantea que, “Para una persona que tenga cierta participación en la sociedad, lo más importante que le puede suceder es ser un servidor público, que, cuando lo hace bien hecho, se siente totalmente realizado”.
Y afirma: “A mí no me gusta la elección popular de alcaldes. Hoy, si a usted le toca un alcalde malo, le tocó aguantarlo cuatro años. Prefiero cuando eran nombrados. Pero acepta reconocer que, en el modelo actual, para Pereira, los ciudadanos deben, para elegir un buen alcalde, mirar estos requisitos:
“Primero, tener un altísimo sentido de la justicia social, de tal manera que ese alcalde comprenda cuales son los escenarios donde los empresarios pueden desarrollar sus actividades, y que los frutos de la cooperación social que generan esos empresarios, sean repartidos solidariamente”.
Advierte que, “los empresarios cada vez más, están perdiendo el sentido de la solidaridad social porque se empiezan a creer que al ser exitosos económicamente, se siente mejor que los demás y miran por encima del hombro al resto de la sociedad”.
“Segundo, ese alcalde debe tener sentido y conocimiento de la historia del territorio. Tercero, debe ser un buen ejecutor”. “Y cuarto, debe tener una condición necesaria y sine quanon: ser un alcalde honrado, cosa que es cada vez más difícil de encontrar”.
Agrega que “La corrupción en el sector privado está generalizada y es uno de los males en el mundo entero, sea cual fuere el modelo político”.
Siendo un reconocido conservador, Botero Mejía dice que el senador liberal Camilo Mejía Duque fue un hombre honrado que nació y murió pobre.
Botero Mejía lamenta que en los estratos altos “La gente vive en guetos al modo americano incluyendo un terrible individualismo donde cada cual está despreocupado por el resto de su entorno. Es el triunfo del capitalismo salvaje, puntualiza.