Me llena de gratitud -y lo digo sin una pizca de ironía- que personas de la talla del Dr. Ernesto Zuluaga, con su indiscutible trayectoria en la vida pública de Pereira, se hayan tomado el tiempo de leer, comentar y responder mi reciente columna sobre la Avenida Los Colibríes. Igual gratitud manifiesto con quien firma como Alexander Ríos Arboleda, a quien no tengo el gusto de conocer, pero que también ha dedicado sus líneas para dirigirse a mí. A ambos, gracias.
Lo que noto en sus textos es un tono que, con distintas intensidades, intenta increparme. Que yo ¿qué hago por Pereira? Que si por qué no me “ánimo y voy”. Pues bien, permítanme responderles. Pero no con comunicados, sino con hechos. Porque si algo me ha caracterizado en la vida pública y privada de esta ciudad es que hablo cuando tengo que hablar, pero sobre todo hago cuando hay que hacer.
En el año 2010, ayudé a revivir la ANDI del Futuro en el capítulo Risaralda-Quindío. Lo hicimos desde cero, sin estructura, sin presupuesto, con puro compromiso. Ese proceso culminó en una de las asambleas nacionales más memorables de la ANDI en Pereira algo que pocas veces hemos visto, en una ciudad que hoy gracias a ese y otros esfuerzos ya no le queda grande al empresariado joven.
Años después, en 2013, acepté presidir la Fundación Gloria Restrepo de Mejía. Allí, junto a un pequeño equipo, lideramos la dignificación del oficio del caddie en Colombia. Un oficio en vía de extinción, pero que supimos proteger, regularizar y proyectar. Hoy, ese modelo se replica en varios clubes del país. Gracias a eso, cientos de jóvenes de sectores como Puerto Caldas, Galicia, Caimalito, La Virginia o Cartago tienen plena garantía de seguridad social, ingresos dignos y un plan de vida.
Más adelante, y junto a Mario Chica, impulsamos desde la nada -sin institucionalidad, sin recursos, sin partidos detrás- la recuperación del Cerro Canceles. Visitamos líderes, convencimos empresarios, persuadimos políticos, y logramos incluirlo en el plan de desarrollo. Hoy, Canceles es un orgullo urbano, no por obra de la magia, sino por trabajo cívico silencioso.
Fui miembro de la Junta Directiva del Bioparque Ukumarí. Cuando llegué, la entidad tenía un déficit cercano a los 7 mil millones. En un año, con una estrategia integral y transparente, logramos atraer más de 400.000 visitantes. La tragedia que todos conocemos empañó una gestión que, en cualquier otro contexto, se habría celebrado.
En Aguas y Aguas, representé a la empresa en espacios nacionales e internacionales. Y fui parte de las mesas técnicas que, en el anterior mandato municipal, lograron comprometer los recursos para la ejecución de la PTAR. Recursos que no cayeron del cielo, sino que se gestionaron con Planeación Nacional, Ministerio de Hacienda y el bloque parlamentario. Eso también lo hice por Pereira.
Y si aún necesitan más ejemplos, les recuerdo que fui mentor de la Cámara de Comercio para jóvenes empresarios, colaborador silencioso de varias fundaciones animalistas, y uno de los impulsores en Ágora Cívica de que el proyecto del Parque San Mateo tuviera gerencia. Incluso la planeación estratégica del colectivo se desarrolló con mi ayuda.
Y creo que varias gestas más se quedan sin contar, pero, ¿Saben qué no hice durante todos esos años? Sacarme una foto para cada causa. Lo mío no es la vanidad. Lo mío es Pereira.
Hoy, como lo afirmé en mi columna, ya no estoy en esas trincheras. Me dedico 100% al sector privado, a generar empleo, a innovar, a construir.
Pero mi deber ciudadano no ha caducado ni caducará jamás. Por eso escribo, por eso observo, por eso cuestiono.
No tengo problema en que me respondan. De hecho, lo celebro. Pero que no me pidan credenciales. Las tengo. Y están ahí, en las obras. Por eso insisto: no basta con comunicados. No bastaba hace diez años, y mucho menos ahora. Si realmente los colectivos cívicos quieren ser parte del cambio, deben salir del archivo PDF y entrar al campo de batalla: con acciones jurídicas, con presión técnica, con resultados tangibles.
Y al Dr. Zuluaga le reitero: si no estoy en la foto, no significa que no estuve cuando la tomaron. Me consultaron, claro que sí. Y mi única pregunta fue: “¿Qué acciones tácticas van a desplegar?”. Nunca obtuve respuesta.
Yo ya he hecho lo mío. Ahora, con respeto y franqueza, la pelota la tienen ustedes.