La corrupción es una tragedia que es una pandemia que afecta a las cuatro esquinas del mundo, en Colombia está creciendo como verdolaga en playa; sobre nuestra región está desbocada, como lo reclama Ramírez en sus columnas, en el cual señala a los políticos como los actores de la primera línea, cosa que es verdad, pero la ecuación incompleta puesto que faltan los otros actores, los más favorecidos, los empresarios venales y habilidosos, aquellos que utilizan todas la formas de lucha para apoderarse de lo ajeno; vale aclarar que ni todos los políticos, ni tampoco todos los empresarios son venales, entre los unos y los otros encontramos gente trabajadora y decente.
Sobre estos últimos ya empiezan a aparecer denuncias y modos de operación como los que advierte Lina Arango en su muy detallado escrito cuando nos recuerda que la OCDE ya ha puesto en su agenda formas de corrupción, sutiles y habilidosas que en nuestro entorno se tipifican con lo que ODINSA viene desarrollando.
Escrito que reproducimos en su totalidad y sobre el cual ofrecemos nuestra columna, si alguno de quienes ella menciona desea rectificar.
“Autopistas del Café y las alertas de cabildeo de la OCDE
¿Por qué la dirigencia de Risaralda y Quindío no debaten sobre los peajes, las ganancias exageradas de la concesión Autopistas del Café y las obras y proyecciones financieras de la IP Conexión Centro? ¿Reciben beneficios directos de ODINSA? ¿Les financian las campañas políticas? ¿Les ofrecerán una tarifa diferencial? ¿Por qué hay sectores y personas que se pronuncian y por tiempo después quedan en silencio? ¿Acaso no les importa que los peajes del Eje Cafetero sean los más costosos del país?”
“En su informe Perspectivas de Integridad y Anticorrupción 2024, la OCDE advirtió sobre una forma de influencia que escapa al radar de los sistemas regulatorios: el “cabildeo indirecto”. Este se ejerce sin reuniones registradas, sin contratos públicos, sin cámaras ni debates. Opera a través de acciones reputacionales, alianzas institucionales y programas sociales que, aunque legales, buscan consolidar poder empresarial sobre decisiones públicas. En Colombia, el caso de Autopistas del Café (ODINSA) es un ejemplo claro de esta lógica: mientras se discute la prórroga del contrato mediante la IP “Conexión Centro”, el concesionario despliega un arsenal de acciones que encajan perfectamente en lo que la OCDE identifica como zonas grises de gobernanza.
Autopistas del Café ha ejecutado en los últimos tres años millonarias obras por impuestos en municipios del Eje Cafetero. Desde dotaciones escolares hasta plantas de tratamiento de agua que tienen un propósito social innegable y cuyo cronograma coincide con la socialización de la nueva concesión de 30 años.
Su narrativa -ampliamente difundida en los medios locales- refuerza la idea de una empresa comprometida con el desarrollo territorial. Más que filantropía, esto se parece a cabildeo reputacional.
La estrategia no termina ahí. El concesionario ha ofrecido tarifas diferenciales de peajes de manera discrecional (poco transparente) en zonas clave donde hay resistencia al modelo actual. En mis recorridos por la región he logrado identificar empresas de transporte que pagan menos por uno o más peajes. También ha formado alianzas con cámaras de comercio, gremios empresariales y fundaciones locales como la Sociedad de Mejoras de Pereira, que como actúan como validadores sociales de la IP en curso incluso, existen vínculos entre estos espacios y actores políticos que hoy ocupan cargos públicos.
Por ejemplo, la cercanía del alcalde de Manizales, Jorge Rojas, quien como ministro del Transporte entre 2017 y 2018 presenció la firma de concesiones en todo el país; sus contratos posteriores con la IP del Aeropuerto Matecaña, la Sociedad de Mejoras y la alcaldía de Pereira con el equipo del Cambio liderado por Juan Pablo Gallo, explica su rol inexistente en el debate frente a los peajes e ingresos de Autopistas del Café.
Por otro lado, el pasado laboral del actual congresista, miembro de la comisión de transporte del Cámara Alejandro García, deja ver la cercanía con Mauricio Vega actual gerente de Autopistas del Café. Pasó de ser empleado en la Cámara en el programa Jóvenes dirigentes, a director de Sociedad de Mejoras Públicas en 2018 y candidato del Partido Verde a la alcaldía de Pereira.
Su recorrido parece más una estrategia de filigrana pensada para identificar y garantizar que liderazgos de sectores alternativos no fueran incómodos al negocio vial por venir. A dicho partido también llegaron, en la línea de García varios líderes seguidores de Juan Pablo Gallo, quienes fueron candidatos al concejo de Pereira y alcaldía de Quinchía en Risaralda. Entre ellos Raúl Murillo, ex empleado de Autopistas del Café, cercano también a Mauricio Vega y quien quiso ser candidato a la alcaldía de Pereira en 2023 para terminar como candidato de García a la Asamblea.
Hoy trabaja en la alcaldía de Mauricio Salazar como gerente del parque Ukumarí, lugar al que llegó como” recomendado” de la Sociedad de Mejoras.
Antes de este cargo Murillo había actuado como defensor de los peajes y la renovación de la Concesión en manos de ODINSA, en un debate realizado en al Concejo de Pereira a principios de 2024.
La integración de la fiesta de fin de año de Autopistas del Café se realizó en las instalaciones de Ukumari.
¿Cuánto habrá pagado Autopistas del Café por las instalaciones? ¿Todo queda entre amigos?
La OCDE recomienda crear registros obligatorios de lobby, exigir trazabilidad del financiamiento político y regular con firmeza las puertas giratorias entre sector público y privado. También sugiere auditar no solo el cumplimiento financiero de las concesiones, sino su legitimidad social y territorial. Colombia, hoy por hoy carece de estos mecanismos. El silencio institucional ante estas prácticas no es inocuo: debilita el control ciudadano, distorsiona la competencia política y erosiona la confianza pública. El caso Odinsa no es una excepción. Es un síntoma.
Mientras no se adopten estándares internacionales de transparencia e integridad, las decisiones de interés público seguirán tomándose entre bastidores, disfrazadas de responsabilidad social y sostenibilidad.”