Luis García QuirogaFue la primera vez que se supo que el temible Clan del Golfo estaba penetrando en Risaralda y que estratégicamente están marcando territorio en nuestra área metropolitana.
Ese día sábado 24 de noviembre de 2024 se cumplió en el Club del Comercio de Pereira un encuentro de egresados del Eje Cafetero y Valle del Cauca de la Universidad Externado de Colombia organizado por el Dr. Julio Atehortúa, un pereirano directivo de ese centro de estudios.
Con un mapa de calor, el experto investigador Jairo Libreros mostró los puntos neurálgicos de las operaciones militares yde narcotráfico del temible Clan del Golfo en los departamentos de Nariño, Cauca, Valle y Chocó y su rivalidad con otros grupos guerrilleros, pero con la mira enfocada en Pereira como cabeza de playa en sus operaciones futuras.
Esos días de noviembre y diciembre coinciden con la serie de cuerpos descuartizados y crímenes en balaceras de estilo sicarial en Dosquebradas y Pereira. Las autoridades de policía, gobernación y alcaldes tienen claro que se trata de una guerra a muerte por los negocios ilegales, hechos que persisten y tienen a Pereira, con Bogotá y Cali, en el podio de las tres ciudades con mayor tasa de homicidios del país.
Hoy el problema es más agudo porque el Clan del Golfo está en la frontera de Chocó y Risaralda donde también opera el ELN, su feroz enemigo.
Sin negar el invaluable servicio que a la región presta el Batallón San Mateo, en ese contexto, parece llegada la hora de trasladar el Batallón san Mateo a la zona de conflicto armado donde los grupos al margen de la ley adquieren poder militar, territorial y político, y se han extendido a las zonas urbanas con milicias y células criminales. Así ha ocurrido en Arauca, Caquetá, Catatumbo, el Urabá antioqueño y el mismo Chocó.
Estratégicamente Pereira no necesita el Batallón San Mateopero en materia de seguridad ciudadana no presta ningún servicio. El valor preventivo de las fuerzas armadas está en la preservación del orden público con enorme riesgo de extender sus tentáculos en los barrios y centros poblados del área metropolitana.
Hay que aprender de las experiencias negativas en otros departamentos y tomar medidas para evitar que pasemos de la inseguridad ciudadana al desbordamiento del orden público con impacto en la calidad de vida y la tranquilidad de Pereira, Dosquebradas, Santa Rosa de Cabal y La Virginia.
Es probable que por razones logísticas, más temprano que tarde resucite el proyecto de trasladar el Batallón San Mateo al predio de la hacienda Miralindo.
Al Batallón San Mateo lo queremos y apreciamos su presencia, pero protegiendo el territorio in situ y esa debería ser una premisa de nuestra clase dirigente pública y privada.