Cuando en el berenjenal de la polarización es cada vez más difícil aceptar las diferencias políticas -núcleo esencial de la democracia- en medio del largo letargo de la elección de rector de la UTP, surgió como el big bang, un acuerdo firmado por el biólogo Luis Fernando Gaviria Trujillo y el ingeniero eléctrico Alexander Molina Cabrera.
Se cree que el acuerdo se cocinó en altas instancias. Hay varias versiones. Pero hubo consenso de estos dos candidatos opuestos y con muchos seguidores ideologizados. Unos de un lado intentando un proceso disruptivo o cambio; y en la otra orilla, otros buscando estabilidad y continuidad a la gestión vigente.
Este lunes entrevisté a Juan Carlos Burbano, presidente de la Asociación Sindical de Profesores Universitarios -ASPU- un doctorado en ingeniería mecánica con 25 años de experiencia, dos veces miembro del Consejo Superior. Un pereirano nacido en Pasto con cédula de Pereira porque llegó a la UTP de 17 años de edad.
Pedí al Dr. Burbano su opinión sobre el acuerdo Gaviria-Molina. “Fue como la explosión de una bomba”, dijo.
Casi siempre ocurre que tratando de entender, todo pasa o se va asimilando al punto de que el líder de ASPU me dice comprender, “que, si de dos candidatos se retira uno de ellos, hay que aceptar que queda sólo uno y esperar la decisión final del Consejo Superior (CS), en reunión de hoy miércoles.
En el análisis y la historia, la UTP desde su fundación en 1958 elegía rector a dedo y no pocas veces modificando a última hora el orden del día del CS.
En septiembre de 2020 el ing. Luis Fernando Sanz, vocero de los gremios en el CS propuso una comisión que hiciera el estudio de un nuevo mecanismo de elección democrática en aras de la Autonomía Universitaria.
En enero de 2023 el ing. Carlos Andrés Gómez, vocero de los egresados en el CS reactivó la idea que se votó a favor 5-4 y luego por unanimidad. El rector Gaviria anunció su postulación frente a cuatro candidatos más.
Un año después, con el acuerdo Molina-Gaviria, la UTP aún busca superar la interinidad del Dr. Francisco Uribe quien con sobriedad y diligencia ha dado garantías para lo más importante: el debate y el avance del proceso electoral en medio de la normalidad académica.
Sin duda para ambas partes quedan lecciones por aprender en medio de la convivencia y dentro del espíritu universitario propio de controversia y búsqueda de nuevos horizontes.
Y desde el fondo, el proceso electoral en sí mismo ha sido saludable y renovador. La ciudad agradece los gestos de grandeza y sensatez de los estamentos y lideres de la UTP muy superiores a los esporádicos focos de turbulencia.
Ahora deben venir días de gobernanza y el desafiante futuro de la UTP.