Tengo la impresión de que las críticas e incertidumbres que desde su inicio ha sufrido el proyecto Vías del Samán, son en buena medida producto de la falta de confianza en la gestión de nuestra clase política y gobernantes.
Quién puede discutir la trascendencia de la construcción de la intersección de Galicia en Cerritos, a un costo superior a los $30 mil millones y cuya iniciación de obra está en ciernes de empezar previa revisión técnico-jurídica de los contratos adjudicados, acorde a la Ley.
Y pienso que nadie se opondría a que se construya una segunda calzada entre La Romelia en Dosquebradas y la intersección Belmonte popularmente conocida como El Pollo, en recordación de un restaurante que en ese sector hubo hace ya muchos años.
Basta tomar esa vía en cualquiera de los sentidos y se podrá entender los trancones y la cantidad de accidentes de tránsito que arroja numerosas víctimas entre fallecidos y lesionados, siendo los motociclistas la cuota mortal más elevada, bueno es decirlo, generalmente por imprudencia de los moteros.
Se creyó erróneamente que, con el túnel de La Tesalia en Anserma Caldas, el tráfico de tractomulas por La Romelia-El Pollo descendería, pero no fue así, pues tanto hacia Dosquebradas como zona industrial como hacia el sector logístico de Cerritos, es grande la movilidad de carga de gran volumen.
O sea, la segunda calzada que la Financiera de Desarrollo Territorial -Findeter- y el Instituto Nacional de Vías -Invías- en coordinación con la Junta Directiva de Vías del Samán, de la que hacen parte las gobernaciones de Risaralda y Valle del Cauca, acaban de adjudicar por valor de $200 mil millones iniciales, es un gran logro que se hace necesario consolidar mediante una gestión eficiente y efectiva.
En el caso de Risaralda, esa gestión está en manos del liderazgo del gobernador Juan Diego Patiño, los alcaldes de Pereira y Dosquebradas y el llamado bloque parlamentario integrado por el senador Merheg y los representantes Alejandro García, Carolina Giraldo, Aníbal Hoyos y Diego Patiño Amariles.
Al respecto quisiéramos conocer la posición del senador Juan Pablo Gallo, quien como dice el exalcalde Jairo Arango, “desde su oposición a ultranza, está pateando la lonchera en detrimento de los intereses de Risaralda”.
Es sabido en los círculos políticos de la cercanía del senador Gustavo Moreno Hurtado
con Risaralda debido a su matrimonio con la dirigente de Santa Rosa de Cabal, Juliana Ospina López excandidata a la alcaldía de esa ciudad. Moreno Hurtado tiene cercanía con el alcalde Mauricio Salazar y como la cosa es sumando, habrá que pedir su apoyo para los grandes proyectos estratégicos que han venido tomando fuerza.
De igual manera, parece necesario que el gobernador Juan Diego Patiño nombre un gerente técnico para las Vías del Samán buscando que la gestión sea más expedita y eficiente, porque con Bogotá hay que “remolcar” los proyectos de desarrollo.
La gran verdad es que del presupuesto nacional no se mueve una hoja si no hay conveniencia política. Eso sucede aquí y en Kafarnaún. Habrá entonces que mirar cómo se mueven las fichas del ajedrez político en las sesiones del Congreso de la República donde se cocinan las reformas pensional, laboral, de salud y educación.
En materia de hacer, es muy importante empezar y gestionar. Este año 2024 es definitivo para consolidar los grandes proyectos estratégicos de Risaralda y lograrlo será un paso definitivo para recuperar la competitividad que Pereira ha venido perdiendo y Risaralda sosteniendo.