Sin jefes políticos, en cuatro breves discursos y con escasas dos horas de diferencia, el alcalde de Pereira Mauricio Salazar, el gobernador Juan Diego Patiño y el director de la Carder, Julio César Gómez, superaron contradicciones y circunstancias de un mapa político poco común.
De por medio jugaban factores como la autoridad autonómica, competencias legales, eventuales egos personales y diferencias políticas que originaron tres distintos y reñidos procesos electorales que tres meses atrás se cumplieron casi simultáneamente.
El primero de enero a las 3:00 pm el gobernador posesionó al director de la Carder quien habló como autoridad ambiental autónoma -pero con sensatez- señalando el momento más expectante de la amenaza del cambio climático que requiere acciones contundentes alrededor del agua y la protección del medio ambiente de la mano de gobernador y alcaldes.
En su discurso, el gobernador Patiño Ochoa, (cuyo movimiento político fue derrotado por Julio César Gómez apoyado por independientes y una manito del senador Gallo), dio a entender que las elecciones ya son historia y que otra cosa es gobernar para alcanzar objetivos y logros en beneficio de la comunidad.
A las 3:30 pm en la ceremonia protocolaria de posesión del gobernador de Risaralda y el alcalde de Pereira en el parque del barrio Altavista en la ciudadela Cuba, en dos discursos breves, concretos y claros, expusieron las motivaciones (que pese a las diferencias políticas y las recientes disputas electorales), exigen en la coyuntura actual, una gobernanza eficiente y efectiva.
Sacar avante macroproyectos que solucionen la crisis de movilidad en el territorio, afianzar la autoridad civil en la lucha contra la inseguridad ciudadana, asegurar la viabilidad de la construcción y operación del Hospital de Cuarto Nivel, agilizar y avanzar con la PLEC y aunar esfuerzos para reducir las brechas de pobreza y miseria de cientos de familias, son entre otros objetivos, retos que demandan esfuerzos comunes.
Los tres, Salazar, Patiño y Gómez, además de necesitarse para no autodestruirse políticamente con una rivalidad perniciosa que tendría el rechazo del control social y el consecuente castigo electoral, tomaron la mejor y más inteligente decisión alrededor de la paz política y el entendimiento.
Se inicia una luna de miel con gestos de madurez política, grandeza de espíritu político y responsabilidad social que auguran para los tres servidores públicos un cuatrienio de acciones y logros de alto impacto en beneficio de la calidad de vida y la prosperidad de la comunidad risaraldense.
¿Una Luna de miel de cuatro años? Claro. Los resultados electorales expresan fatiga y frustración que precisan otras formas de gobernar.