VÍAS DEL SAMÁN, BUEN CIVISMO Y BUENAS OBRAS

Es un buen comienzo que las más importantes firmas constructoras de carreteras (mismas que ejecutan vías de concesionarios privados), aspiren a la adjudicación de las obras del proyecto Vías del Samán.

Aún es temprano para cantar victoria, al menos mientras se adjudican y haya avances tempranos, ágiles y tangibles tanto en la segunda calzada de la variante La Romelia-El Pollo como en la gestión predial e inicio de obras en la intersección Galicia, obras que con los estudios y diseños de la segunda calzada La Virginia-Cerritos, son financiadas totalmente con los recaudos del peaje de Cerritos.

En el curso de 20 años se deben recaudar más de un billón 200 mil millones que depositados en una fiducia son soporte financiero para Findeter, Invías y las gobernaciones de Risaralda y Valle del Cauca.

Ese es el proyecto que, ante la terminación de la concesión privada del peaje y la insatisfacción de obras inconclusas en Cerritos, varios ingenieros y arquitectos pereiranos a finales de 2019 -plantearon un nuevo modelo público de financiación y ejecución- al entonces recién elegido gobernador Víctor Manuel Tamayo, quien remando contra la corriente soportó fuertes críticas, y con el apoyo de una estupenda veeduría técnica y cívica, logró luz verde el pasado jueves, por fin, cuatro años después.

Es justo reconocer que, ante el escepticismo inicial del gobierno nacional, el grupo parlamentario de Risaralda respaldó el proyecto, sin vacilaciones.

En el contexto de integración y competitividad regional son una señal positiva la construcción de estas obras viales por valor cercano a los $500 mil millones incluyendo la variante occidental Zaragoza-Aeropuerto Santa Ana en Cartago.

Recuerdo a inicios de 2022 al ingeniero santarrosano Guillermo Toro Acuña como subdirector de Invías socializando el proyecto en los medios y gremios locales. Parecía arando en el desierto. Se contaban en los dedos de las manos los defensores del modelo público contrario a las concesiones privadas.

Ahora, a remolcar durante los próximos cuatro años la veeduría ciudadana para que las obras se ejecuten ajustadas a cronograma y contribuyan a generar empleo, eficiencia en la movilidad vial y embellecimiento del territorio.

Pienso que lo que hay detrás del auspicioso inicio de Vías del Samán, es un buen momento para fortalecer el tejido social, civismo y sentido de pertenencia que ayuden a superar la crisis de movilidad vial y sirven para generar conciencia sobre la participación ciudadana en la correcta inversión de los recursos públicos.

Ojalá las nuevas autoridades del territorio e Invías, se interesen por una socialización adecuada del proyecto para que Vías del Samán sea una obra de todos.

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