El senador Juan Pablo Gallo es el político más votado en la historia de Risaralda. Para derrotar al senador Soto le fue diseñada una estrategia electoral efectiva y eficiente. Menos de una década después, el cambio ha cambiado. Maxime en estos días de sequías de liderazgo regional.
Risaralda es un territorio pequeño, pero con historia de grandeza. He ahí que el error del senador Gallo es que no quiere conocer la diferencia entre un estadista y un cacique electoral de provincia. Debería corregir el rumbo.
Es deplorable, porque pintaba como político con grandeza, profundo y de amplio espectro como lo requiere una región que carece de liderazgos transformadores, íntegros, integrales e integradores. Es mucho pedir.
En el descache del Concejo al elegir a la contralora manizaleña Jenny Osorio, señalada de ser una marioneta del corrupto senador Mario Castaño, el senador Juan Pablo Gallo me dijo: “Luis, eso salió muy mal”.
Quiero usar sus propias palabras: Juan Pablo, lo de Chita y Pancho en rueda de prensa en el Movich el pasado martes 19, le salió muy mal. No solo lo digo yo, lo ha dicho media Pereira.
Causó hilaridad la pifia del senador, quien al conocer la peregrina tesis de la Fiscalía sobre el escape y muerte de los chimpancés argumentando un “posible sabotaje político”, Gallo quiso sacar provecho electoral contra el candidato a la Alcaldía Mauricio Salazar, instrumentalizando el crimen de Pancho y Chita, suceso que arrugó el alma a Pereira, al país y al mundo.
Las investigaciones judiciales no deben tener sesgos especulativos. Mi profesor de Derecho Probatorio, Alberto Mesa Abadía, nos decía con certeza: dame la prueba y te daré el derecho.
Fue fatal. El senador Gallo tuvo la podrida idea de “resucitar” la memoria de Chita y Pancho y de paso, alborotar el avispero político.
Al día siguiente todas nuestras miserias políticas salieron al aire en la W radio en la confrontación del senador Gallo y el candidato Salazar. Gracias Fiscalía.
En El equipo del cambio alguien dijo bíblicamente: Juan Pablo, las cosas como están y tú cortando orejas.
No fueron buenas las maneras ni el tono como Gallo y Salazar sacaron al sol los cueros de la financiación de sus campañas.
De sobremesa, Mauricio Salazar mostró una Defensa Jurídica con un ejército de abogados que sorprendió a los periodistas. Al exmagistrado Carlos Arturo Jaramillo, le dije que esa defensa se parece a la táctica del catenaccio del fútbol italiano creada para evitar que les metieran goles.
Es extraña esa estrategia del abogado Benjamín Herrera experto en la defensa de políticos entre ellos al propio senador Gallo, a quien acompañó en su elección como alcalde y ahora está en la orilla opuesta.
Todo cambia, menos el cambio.
Excelente su columna señor García Quiroga, estamos en una manigua que al parecer no acaba de terminar, y el ciudadano común y corriente impávido por que no procura informarse
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