Comfamiliar Risaralda tiene una situación sui géneris. Como empresa social está en pleno funcionamiento, pero sus jerarquías viven una crisis interna e institucional.
El próximo 22 de noviembre se cumplen dos años de iniciadas las diferencias, tensiones y desencuentros entre el Consejo Directivo y el director Luis Fernando Acosta Sanz. Los efectos nocivos para la entidad e incluso para la institucionalidad local, no se han hecho esperar.
He recibido una llamada telefónica de una fuente de altísima fidelidad y poder que, debo confesarlo, me sorprende al depositar en este periodista su confianza de según me expresa, “por mi trayectoria y credibilidad”. Lo agradezco y con mayor razón si es en beneficio de nuestra región.
Me dice que la pretensión de los tres requisitos sine quanon de la propuesta de solución a la crisis de directiva de Comfamiliar sea de dominio público, abierta y sincera.
Que sobre esos fundamentos las partes hagan su análisis y reflexiones con generosidad personal e institucional.
Esta noticia es motivo de alegría porque recién en el Concejo de Pereira la actual ministra de Transportes, María Constanza García dijo una frase contundente: “El problema de Risaralda es que sus dirigentes no se ponen de acuerdo”.
En el caso de Comfamiliar, tanto los gremios de Pereira como el Gobierno Nacional en Bogotá tienen claro que las diferencias pudieron surgir de errores o falta de coordinación pero que después de dos años se imponen la armonía y trabajo con enfoque institucional.
Que es un deber superar lo que ha pasado entre las partes. Que todo sea por el bien integral de una institución con 67 años de servicio a la comunidad, de esfuerzo de los empresarios aportantes, y de beneficios para los trabajadores y sus familias.
El ego es el enemigo. En especial en organizaciones con tanto impacto social como Comfamiliar Risaralda, en donde los intereses generales deben superar incluso las diferencias personales, si las hubiere.
Dicho esto, y en virtud de propósitos superiores en Comfamiliar, la propuesta consiste en un Gran Acuerdo con fundamento en estos tres puntos:
1) Que el director Luis Fernando Acosta Sanz termine en mayo próximo el período de tres años para el cual fue designado por el Consejo Directivo.
2) Que Acosta Sanz no aspire a la reelección en el cargo.
3) Que el nuevo director de Comfamiliar no tenga vínculos políticos, ni pertenezca a ninguna casa política nacional ni local.
En los días próximos se materializaría el acuerdo.
Deseamos y esperamos que los buenos amigos directivos de Comfamiliar vuelvan a la mesa de los consensos para seguir avanzando, porque en medio de las diferencias, es vital superarlas con inteligencia y grandeza.
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