BOMBEROS AL DESNUDO

El pasado jueves en el exclusivo condominio Malabar, una persona perdió el control de su automóvil y cayó a una laguna con una profundidad de 5 metros muriendo el conductor; y el carro, anclado en el pantano del fondo.

Para sacarlos a ambos fue necesario acudir a la ayuda del empresario Rufino Santacoloma, un pereirano voluntarioso y gomoso de la actividad bomberil quien facilitó algunos elementos de rescate que no tiene nuestro Cuerpo de bomberos, cuyas unidades al carecer de equipo de buceo, debieron hacer inmersión por amnea.

Con este suceso me quedó la inquietud del estado de arte del Cuerpo de bomberos de Pereira cuya conclusión es que se necesitan $50 mil millones para comprar dotación, equipos de rescate y otros elementos claves para atender emergencias de todo tipo.

Tenemos, entre profesionales, provisionales y con contrato de prestación de servicios, 103 unidades bomberiles todos pagados a través de la Alcaldía con los impuestos de los pereiranos.

Como veremos, la realidad es que, con el crecimiento urbano y rural, Pereira merece una institución bomberil dotada con todos los juguetes.

El caso de Malabar nos muestra al desnudo la precariedad que tenemos para ser debidamente socorridos en casos de emergencia extrema tanto en emergencias lacustres como en edificios de altura y en la Pereira profunda de barrios subnormales de difícil acceso en cuyas calles hay que recostarse a la pared para que pase la otra persona.

Lo primero que hay que preguntar es, de qué recursos dispone hoy la ciudad. Y ahí tenemos la sobretasa bomberil (exclusiva para dotación y equipos), que con mucha conciencia solidaria pagan nuestros comerciantes con un recaudo anual promedio de $6.500 millones que están en caja y se utilizarán para comprar dotación que para cada bombero vale $50 millones. O sea, empezamos a quedarnos de pantalón corto.

Esa sobretasa se vence el próximo año y el Concejo Municipal está estudiando la prórroga, ante lo cual sugerimos que se amplíe su alcance a edificios mayores a diez pisos porque una necesidad sentida es la compra de una máquina escalera que debe ser traída del extranjero.

Y que además, debe tener características especiales para que no nos pase lo que con la snorkel de los años 80 (ya chatarrizada), gestionada en EE.UU donde todo es grande y amplio. Si mal no recuerdo, fue una donación que (como el helicóptero de la anterior administración), resultó ser un regalo envenenado porque era una odisea girar con esa máquina en una esquina de Pereira.

En todo caso, no debemos esperar que volvamos a tener otro accidente similar o peor al de Malabar o tengamos “un incendio en la torre” para crear la necesidad.

Desde hace ocho meses el Cuerpo Oficial de Bomberos de Pereira tiene como director a Juan Camilo Ballesteros que, al decir de algunos de los integrantes de esa institución, “está bien intencionado y al menos se puede hablar con él”.

Hablé largo rato con el director Ballesteros quien me dice que el alcalde Mauricio Salazar está totalmente enterado de la precariedad y vulnerabilidad del servicio y, por tanto, están gestionando la adquisición de dos máquinas ligeras útiles para movilizarse con mayor agilidad y atender emergencias en sitios estrechos.

Me dice también que es un hecho la reubicación de la sede bomberil de Cuba y la construcción de una estación en Cerritos.

Por ahora, es claro que en materia de dotación y equipos tenemos limitación de recursos y presumo que habría que -una vez el Concejo apruebe la prórroga- pignorar ese ingreso para obtener un crédito blando, puede ser vía Findeter, con el fin de “ponerle ropita” a nuestro desnudo Cuerpo Oficial de Bomberos de Pereira.

Ah!… y como le dije al director Ballesteros: hay que ponerse trucha a gestionar recursos porque en una tragedia, a los damnificados ya no les vale discursos ni promesas.

Mejor aún: las gentes ya no quieren promesas de fortalecimiento, ni discursos, quieren recursos que garanticen y preserven sus vidas y sus bienes.