EL PRIVILEGIO DEL MEDIO AMBIENTE

Ayer se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente y vino a mi memoria cuando niño, el torrente de imágenes de selva y agua como nunca he vuelto a ver y a recrear.

En el ritual social de cada año, Carder hizo ayer la caminata del Medio Ambiente, para, como dice el director Julio César Gómez, “ratificar los compromisos de la sociedad con el entorno ambiental en vista de los fenómenos de abatimiento y agotamiento de los ecosistemas”.

Recién dialogando con el rector (E) de la UTP sobre la riqueza del suelo risaraldense veíamos cómo este departamento tiene el segundo territorio más diferente del planeta, lo que equivale a decir que la biodiversidad es el privilegio más grande de nuestro reducido pero gran entorno ambiental.

No todos los territorios del país disfrutan de ese privilegio. Son conocidas las imágenes de las enormes devastaciones de bosques talados en el trapecio amazónico, llamado el pulmón del mundo.

De allí que extremar el cuidado de los bosques risaraldenses, no solo evitando las talas sino también la contaminación, no es un requerimiento de poca monta, pues lo que está en juego es nada menos que el agua, el suelo y el aire.

Otra cosa son los bosques protegidos los cuales por fortuna representan más del 50% del territorio de Risaralda y los cuales tienen la tutela de la Carder, institución que ha venido corrigiendo viejos vicios que la tuvieron en la mira del control social.

Cuidado especial ameritan la Cuenca del Río Otún y la Cuenca del Río Consota de las cuales surge la vida del territorio.

Recién estuvimos en la Laguna del Otún y allí tanto las autoridades ambientales como del gobierno territorial presenciaron la crisis ambiental y se comprometieron a comprar tierras del entorno para sembrar árboles y proteger los humedales cuya riqueza hídrica son el futuro de Pereira, Santa Rosa de Cabal, Dosquebradas y Marsella.

Siendo un niño citadino tuve el extraño y temprano privilegio de vivir y disfrutar la selva amazónica profunda, misma que ahora una parte del mundo se empeña en acabar mientras la otra parte la quiere salvar porque sabe que es el pulmón del mundo.

En los territorios que ayer fueron bosques y hoy son potreros se suele decir que “hay gente que tiene la plata enterrada”, es decir, en tierras.

En el Eje Cafetero no estamos muy lejos de esa verdad viendo la forma como desaparecen los cultivos de café y pan coger para convertirlos en tierras de pastos y recreación, siendo cada día más crítica la seguridad alimentaria con productos agrícolas propios, aun siendo Pereira el segundo territorio rural más grande del país después de Montería.

Hay mucho por hacer en materia de protección del medio ambiente y no es sano que toda la carga de esa responsabilidad recaiga en las autoridades que son transitorias mientras las poblaciones son duraderas.