Con limitados recursos de presupuesto, sin Petro, y con congresistas cada quien por su lado y con sus intereses políticos y personales, nuestros alcaldes y gobernadores van a tener que recurrir a la imaginación y la eficiencia para reactivar sus territorios.
En este estado de incertidumbre política, económica y social, del solo título de la convocatoria la semana pasada en Pereira, de gobernadores, alcaldes de ciudades capitales y voceros gremiales, se colige la lectura escondida pero inequívoca, de que no se espera mucho del gobierno Petro en lo que falta del mandato presidencial.
Y menos si el Presidente nos sataniza con las historias de “Calzones y la Cordillera”.
Excepto buenas intenciones, no veo que haya salido nada concreto del encuentro de gobernadores y alcaldes; ni de la reunión del alcalde Salazar y el gobernador Patiño con el presidente Petro en dos citas casi simultáneas pero separadas. Petro no quiso saber nada de lo que pasaba en el Sonesta. Lo suyo estaba en el barrio Cuba.
En medio de la incertidumbre y la confusión, Salazar y Patiño están amarrados para reactivar la economía, el empleo, la producción e incluso el optimismo y la confianza de los inversionistas y de la ciudadanía en general. No se espera nada del gobierno nacional. Si algo llega, bienvenido, pero será marginal.
Mientras tanto, el área metropolitana Pereira-Dosquebradas-La Virginia registra en el primer trimestre de 2024 la pérdida de más de nueve mil empleos y el índice de desocupación se acerca al 13%.
Se suele decir que uno de los oficios que debe hacer un mandatario regional es “jalonar recursos nacionales”. Les recuerdo que el exalcalde Maya en una visita presidencial a Pereira, debió recordarle al presidente Duque que: “De la ayuda de $10 mil millones para los derrumbes del Aeropuerto Matecaña, nada de nada”.
Que la reactivación habrá que hacerla desde las regiones, sugiere en alta voz que, si el poder central no tiene ni capacidad ni interés para reactivar la economía y generar estabilidad institucional de la mano de los mandatarios regionales, lo que estos deben hacer es ponerse las pilas en articulación con el sector privado productivo.
Camacol Risaralda ya tomó la iniciativa coordinando con el gobernador y alcaldes proyectos de vivienda de interés social. La construcción genera dinámica económica en 34 frentes del sector.
Desde siempre la urgencia le gana en velocidad a lo importante. Hay que apagar el incendio porque no hay muchas esperanzas de que el gobierno central paquidérmico, sectario y naufragando en su propio mar de confusiones, les dé la mano a las regiones.
Como dijo mi amigo Einstein: “Si sigues haciendo las cosas de la misma manera, no esperes nada diferente”.