LOS CIEN DÍAS DE ROBERTO

Remando contra los sucesos que marcan la historia de su hermano Carlos Mario y poniendo el mayor énfasis en su imagen de hombre fuerte, decidido y con carácter, Roberto Jiménez fue elegido alcalde de Dosquebradas el 29 de octubre de 2023.

Cien días después de su posesión hizo el primer informe público de su gestión iniciando con quejas contra el exalcalde Ramos.

Hay voces críticas con esa actitud de poner el retrovisor porque deja la idea de tener baches en sus propósitos y porque para adelante, es para allá.

También lo acusan de sectarismo polarizador al rechazar a todo aquel que no haya apoyado su campaña electoral.

Que una mano lava la otra y es un error que con el pasar de los meses tendrá su costo político porque cuando tenga el sol a las espaldas unirá a los rechazados y los que no son escuchados ni atendidos.

Sería necio desconocer que Roberto Jiménez está bien intencionado.

Que quiere poner autoridad y orden y recuperar aquellos aspectos que desde la campaña él estimó que son hechos y compromisos que la ciudadanía valorará en su administración.

Es el caso del aseo de Dosquebradas y de los esfuerzos con las autoridades de policía para combatir el microtráfico y la inseguridad ciudadana.

El factor más crítico en Dosquebradas es el aumento del desempleo en el primer trimestre de 2024 que va de mal en peor comparado con el mismo del 2023.
Me dice el economista Jonier Cardona que es hora de que los alcaldes de Pereira y Dosquebradas saquen el manual de micro gerencia para dinamizar la economía vía contratación de obras de infraestructura y vivienda que es lo que multiplica y genera empleo e ingreso familiar.

El empresariado tiene muchas expectativas con el secretario de Desarrollo Económico y Competitividad, Jorge Iván Arango y el propio Roberto Jiménez se ha comprometido con los gremios económicos a crear sinergia que impulse los procesos productivos y generar condiciones de desarrollo empresarial.

Se dice que Jiménez se siente muy desprotegido del apoyo parlamentario para abrir puertas y gestionar recursos en ministerios y demás entidades del Estado en Bogotá.

Este es un país centralista y el que no sepa poner la ponchera en Bogotá se queda sin Dios y sin la limosna. Y las cosas no están para ponerse a patear loncheras cuando los presupuestos de los entes territoriales son limitados y precarios frente a las necesidades sociales y de obras públicas.

Dosquebradas tiene un alto déficit de vivienda popular y crecen las invasiones en zonas de alto riesgo, con todo lo que eso significa en esta temporada invernal.

Todos estamos a la espera de que Dosquebradas salga del atolladero histórico que la tiene sumergida desde su fundación.

Manos a la obra, alcalde Roberto Jiménez.