HISTORIAS DE UKUMARÍ Y «PRIVATIZACIÓN» DE AEROMATECAÑA

De repente vino a mi memoria que antes de que fuera Bioparque Ukumarí, ese escenario de atracción turística, desarrollo científico e innovación, en sus orígenes se llamó Parque de Flora y Fauna.

Y recordé también que durante la alcaldía de Luis Alberto Duque Torres hubo acto simbólico en Cerritos, promovido por la exsenadora María Isabel Mejía Marulanda.

Allí se sembró un árbol que representó en su momento el buen augurio del florecimiento de una propuesta que en breve tiempo terminó reemplazando al legendario Zoológico Matecaña, ubicado en la margen derecha del Aeropuerto, mismo sitio que hoy es un enorme parqueadero.

Allí la Sociedad de Mejoras de Pereira SMP proyecta la denomina Ciudad Aeropuerto, un centro de negocios con un moderno hotel y otras dinámicas propias de una ciudad caracterizada por su vocación comercial, turística (turismo corporativo) y de negocios nacionales e internacionales.

En todo caso, en la gestación de lo que hoy es Ukumarí, fue protagonista de primer orden el abogado especialista en Derecho Comercial, Gabriel Jaime Vallejo Chujfi, en aquellos días de finales de los años 90, secretario general de la Cámara de Comercio de Pereira y hoy, director nacional del partido Centro Democrático.

En un par de entrevistas que estoy publicando en YouTube, Vallejo Chujfi relata con detalles la génesis de ese proyecto que no vacila en calificar como “la infraestructura turística más importante de Risaralda”.

Vallejo fue el líder del equipo estructurador de la propuesta de traslado del Zoológico Matecaña cuyo propósito avanzó con el entusiasmo de la alcaldesa Martha Elena Bedoya y consecutivamente con los demás alcaldes (Juan Manuel Arango, Israel Londoño y Enrique Vásquez).

Con el apoyo de varias entidades del Gobierno Nacional entró en operación luego de la negociación de la mayoría de los animales del ZooMatecaña por $12 mil millones pagados a la SMP con recursos del InfiPereira, en mala hora liquidado en la siguiente administración de Juan Pablo Gallo.

Gallo y el alcalde Maya, en adelante y hasta la fecha, consolidaron el Bioparque Ukumarí, que como dice Vallejo Chujfi, hoy es un orgullo de la pujanza pereirana”.

Ukumarí tiene una enorme dinámica de visitantes no obstante las viscisitudes propias del tejemaneje político que infortunadamente permeó la esfera administrativa al punto que el alcalde Mauricio Salazar anunció hace una semana, la “despolitización” del Ukumarí y la entrega de Ukumarí a la SMP.

Mientras avanzan los diálogos con la SMP, no parece fácil esa despolitización enquistada y habrá que estrechar controles para garantizar el bienestar de los animales y evitar los desbordamientos administrativos, en lo que se ha comprometido la nueva gerente Lorena Morales Lozano.

En todo caso, pocos como Vallejo conocen las entrañas de la constitución jurídica de Ukumarí hoy con 44,7 hectáreas cuyos predios, con socio estratégico, con inversionista externo, con administración privada o como quiera, el Bioparque está cocido por dentro y por fuera como patrimonio del Municipio.

A propósito, Vallejo Chujfi, quien también fue el líder de la estructuración de la Alianza Pública Privada que otorgó la concesión para la modernización del Aeropuerto Internacional Matecaña, en sus propias palabras durante mi entrevista, “Reto a cualquiera que demuestre que hay un milímetro del Aeromatecaña que sea susceptible de ser privatizado”. Y agrega: “Si me prueban esa presunta privatización, renuncio a mi tarjeta profesional de abogado”.

En conclusión. Tenemos serias reservas sobre ciertos sectores de las castas política y gremial cuyas opacidades y debilidades en momentos cruciales han sido evidentes, pero eso, al igual que las críticas a quienes han sido alcaldes o alcaldesas, tal como dice el poema Desiderata: “No nos hacen ciegos para la virtud que existe”.

A la larga, Roma no se hizo en un día ni sus líderes legendarios fueron santos varones. El pueblo ha aprendido a premiar y a castigar en las urnas. Y el liderazgo es una fuerza natural de la ciudad, inatajable y arraigada en el corazón y el alma de la pereiranidad.