Recibo varias fotografías y videos de la sinfonía de obras inconclusas de la Avenida Los Colibríes. Seguramente son personas picadas por la curiosidad de vivir la experiencia de recorrer metro a metro el chicharrón que deberá resolver el alcalde Mauricio Salazar.
Ingresando por Bulevares del Café a escasos 500 metros se observa en el centro de la vía, como mula atravesada en el camino, la enorme antena de Movistar, que, si hablara, diría que no fueron suficientes dos años de gestiones para ponerla en otro sitio.
De allí hacia adelante comienza la colcha de retazos de una vía construida un pedacito aquí, otro pedacito allá sin que jamás fueran suficientes ni los recursos económicos (incluyendo adiciones más allá de la Ley 80%), ni los precarios controles, ni los escasos trabajadores en la vía, en fin, como seguramente se verá a la hora de resolver el caso desde lo jurídico, pretextos y justificaciones estarán a la orden del día.
Pase lo que pase, el riesgo que todos temen es que, como suele suceder, no pase nada. Inclusive desde lo que realmente se necesita, y es que esta primera fase de la Avenida Los Colibríes se termine en los 3.4 kilómetros contratados.
No dejar inconclusa esta fase, es el verdadero desafío del alcalde Mauricio Salazar con el agravante del berenjenal jurídico que no le permita tomar una decisión sin incurrir en detrimento patrimonial y otras figuras jurídicas que están considerando incluso desde lo penal.
Lo cierto e irrefutable y evidente es que, de Los Colibríes, el Consorcio “Prosperidad Vial” (las comillas corresponden a la ironía que los contratistas hayan bautizado así a la empresa de protagonista de esta historia), apenas lleva menos del 70%, porque además de la falta de iluminación, andenes, ciclo ruta, muros de contención, arborización compensada en la vía, pasos de fauna y otros detalles, que amargan la lectura de esta columna.
En todo caso, el estruendoso fracaso de esta obra vial tiene el amenazante agravante de terminar como el mayor elefante blanco de la historia de Pereira.
El atenuante es, que al tiempo que se vence el plazo para la entrega contractual de Los Colibríes, ha arrancado en firme la obra de infraestructura de la Intersección Vial Galicia, proyecto de enorme alivio para la comunidad de Cerritos.
Se espera que esta intersección vial, construida con recursos del peaje de Cerritos, tenga las especificaciones modernas tanto para los automotores como para los peatones. Que se ejecute en el plazo acordado, que tenga una correcta interventoría y que los vecinos se constituyan en una veeduría exigente y efectiva.
Y claro, lo que todos esperamos -casi que implorando al dios de cada pereirano- es que esta patética historia de la Avenida de Los Colibríes, al igual que la de la glorieta de Corales, no se repita con el proyecto vial de Galicia, porque ahí sí, apague y vámonos.