Pereira tiene la fortuna de haber sido interpretada cabalmente por la fina letra del poeta Julio Cano Montoya que, en nuestro emblemático himno, nos recordará siempre que es la ciudad la que canta a sus hijos, calificándolos de buenos y heroicos.
La comprometedora exaltación del poeta va más allá cuando es la ciudad la que reconoce que son sus hijos, que, con amor, le dan nombre y fama; la han hecho grande y le dan honor.
Es lo que acaba de suceder con el médico ginecobstetra Juan Diego Villegas Echeverri, hijo de doña Teresita Echeverri de Villegas y del recordado médico Abel Villegas Botero, todo un personaje cívico que recordamos con afecto, además, padres del exministro Luis Carlos Villegas Echeverri.
Pereira ha tenido muchos médicos de excepcional profesionalismo y humanismo. De la vieja guardia recuerdo al Dr. Abel siempre vinculado a la Alianza Francesa; al Dr. Nacianceno Marulanda y al Dr. Héctor Náder Náder cuya amistad me enalteció.
Recibo de Ana Tulia Gutiérrez (desvelada pereirana), una nota de Algia, la Unidad de Laparoscopia Ginecológica Avanzada y Dolor Pélvido, en la que me comparte el fabuloso logro del médico pereirano Juan Diego Villegas Echeverri a quien vi por última vez en la condecoración que, con la Cruz de los Fundadores, le hizo la Alcaldía de Pereira.
El Dr. Villegas, quien es miembro de Algia, recibió el pasado viernes 1 de marzo, en Dublin Irlanda, el título de Miembro Honorario del Royal College de Phisicians Of Ireland a través del Institute of Obstetricians & Ginaecologists (Colegio Real de Médicos de Irlanda-Instituto de Obstetras y Ginecólogos), fundado en 1654.
El Royal College es una escuela de formación médica de posgrados dedicada a garantizar que los médicos tengan las habilidades para brindar a los pacientes la mejor atención posible, línea de comportamiento que caracteriza y le ha dado gran prestigio al Doctor Juan Diego Villegas.
Es la máxima distinción que esa organización le otorga a un profesional por su compromiso excepcional con la práctica médica, los derechos sexuales y reproductivos, y la salud de la mujer.
Es un reconocimiento internacional que, en la misma dimensión de los sentimientos de Algia, nos llena de orgullo como coterráneos del médico Villegas, pero fundamentalmente, deberíamos tomarlo como un ejemplo digno de emular, en el alcance metafórico de la expresión y el sentido inspirador de quien ha dedicado sus días a estudiar para servir aliviando el dolor ajeno, en este caso, de nuestras mujeres.
Una vez más, con este gran pereirano, el verso prodigioso e inmortal del poeta Julio Cano, se plasma en la realidad de nuestros días y nos llena de renovadas esperanzas, al tiempo que nos reconcilia con el género humano.