¿NOS QUEDARÁ GRANDE EL HOSPITAL DE CERRITOS?

Una vez más Risaralda tiene el compromiso de liderar un proceso de gran envergadura regional y enorme alcance social: sacar adelante la construcción y puesta en servicio del Hospital de Alta Complejidad o de Cuarto Nivel.

Los habitantes del Eje Cafetero, Norte del Valle y Chocó asumen costos por encima de los $180 mil millones al año por concepto de servicios médico-asistenciales en enfermedades de alto impacto que hoy solo pueden ser tratadas en hospitales de Bogotá, Cali y Medellín.

Para los pacientes y sus familias ello implica una multiplicidad de gastos, incomodidades y otras situaciones propias de la movilización con largas distancias incluyendo pagos de hotel.

Estando Pereira en el centro de la región en un radio promedio de 60 kilómetros con magníficas vías terrestres, en virtud de las cortas distancias, todo ello sería más eficiente para tramitar y atender contingencias de salud que requieran manejos de alta complejidad.

El Hospital de Cuarto Nivel es un proyecto estratégico en el que no caben mezquindades políticas. Más allá de que el pereirano Felipe Córdoba, siendo Contralor General de la República, gestionó con el gobierno Duque recursos por $600 mil millones para la obra, lo que está en juego es la oportunidad de poner al servicio de cuatro millones de habitantes, una solución que en otras condiciones no sería viable.

Lo mismo sucedió cuando siendo presidente de la República el pereirano César Gaviria Trujillo gestionó U$40 millones de dólares para la construcción del viaducto Pereira-Dosquebradas y la obras viales complementarias. Las oportunidades las pintan calvas.

Recuerdo el 19 de noviembre de 1997 al presidente Ernesto Samper sentado al lado de César Gaviria inaugurando esa anhelada infraestructura vial sin la cual esta caótica movilidad sería un infierno aún más insoportable.

No obstante, desde esos días es conocido el distanciamiento político entre Samper y Gaviria, lo que no fue óbice para la continuidad de la obra. Como debe ser.

El Hospital de Cuarto Nivel tiene aprobación Conpes. Está incluido en el Plan Nacional de Desarrollo gracias a la gestión del bloque parlamentario de Risaralda y lo más importante, ya tiene en una fiducia los primeros $200 mil millones de los cuales se destinaron $48 mil millones para la iniciación de las obras iniciales.

El pasado miércoles 16 de agosto estuvimos con el gobernador Víctor Manuel Tamayo conociendo detalles de la monumental obra. Observamos el movimiento de tierra y el trabajo de seis arqueólogos que por ley trabajan en lo que fue un asentamiento indígena Quimbaya al parecer con 1.200 años de antigüedad.

Al jueves siguiente estuvo en Pereira el Contralor General de la República, Carlos Mario Zuluaga quien me aseguró que no es cierto que hubiera calificado como “elefante blanco” el proyecto de Hospital. “Lo único que he ordenado en cumplimiento de mis funciones, es la activación preventiva de un especial seguimiento a la obra”, dijo.

El Contralor Zuluaga anotó: “Reconozco la importancia del proyecto y la premisa de dar solución a la prestación eficiente de un servicio de alto nivel que garantice el derecho a la salud a las gentes de esta región”, agregando que, “No vamos a instrumentalizar el seguimiento, pero, otra cosa es el cumplimiento legal de la contratación que se ha hecho y verificar los estudios técnico-jurídicos para cada etapa del proyecto, para cuyo ejercicio he comisionado al contralor delegado para la salud, Oscar Cadena”.

Nos queda de tarea conocer la opinión del ministro de Salud Guillermo Alfonso Jaramillo, quien al parecer aún no está convencido del alcance del Hospital.

En todo caso las obras del Hospital de Cuarto Nivel ya arrancaron en Cerritos a un lado del Bioparque Ukumarí. La sociedad risaraldense tiene el deber de entender el alcance de este proyecto estratégico, que no obstante su inocultable beneficio, tiene contradictores que desconocen hoy, el servicio que a ellos mismos y a sus familias les prestará mañana.

Siempre nos quejamos que no hacemos nada grande. No debemos permitir que, como los chimpancés, se nos escapen los $600 mil millones asignados y nos quedemos con un lote de 10 hectáreas donado por el Municipio de Pereira con el noble objetivo de garantizar la atención a los problemas de salud de alta complejidad de nuestra gente.