MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS

Quienes hacemos periodismo crítico y de opinión sobre los fenómenos políticos, sociales y económicos estaríamos más cómodos hablando de Uribe, Petro o del sexo de los ángeles. Pero a pesar del riesgo, elegimos el compromiso con nuestra ciudad y nuestra gente.

Con motivo de las columnas que he escrito sobre el caso Autopistas del Café, las consecuencias del derrumbe del puente El Alambrado, la amenaza de demanda contra el exalcalde Juan Guillermo Ángel y los cuestionamientos al contrato de concesión que se está en la fase final de su ejecución, he recibido sugerencias de amigos y lectores que me piden entrevistar al gerente Mauricio Vega Lemus.

Los peticionarios quieren conocer respuestas a los múltiples interrogantes, críticas y dudas que ponen en tela de juicio los beneficios que Autopistas haya hecho por Pereira, ciudad encapsulada por peajes y trancones como sin que los liderazgos políticos y gremiales hayan hecho sentir el peso de su autoridad, poder o influencia.

Debo decir en público lo que ya he tramitado en privado desde la misma semana siguiente al miércoles 12 de abril cuando se desplomó El Alambrado. Desde aquel aciago día, a través de la jefe de comunicaciones de Autopistas del Café he invitado inútilmente al gerente Mauricio Vega Lemus a responder preguntas que han inquietado a la ciudadanía.

No sería ético ni profesional de mi parte un sesgo mezquino que la opinión pública no merece ni perdonaría.

Cuando hice pública la carta de los 70 empresarios y profesionales pidiendo al presidente Petro la investigación del contrato de Autopistas, invité a Vega Lemus para que la opinión pública conociera la otra cara del problema. La respuesta que recibí a través de su jefe de prensa fue: “Te agradezco mucho, pero el documento está lleno de imprecisiones y no queremos cazar una pelea ante afirmaciones que no son ciertas”.

Comprendo que el gerente Vega está subordinado a la autorización que al respecto le dé la casa matriz Argos-Odinsa o la Agencia Nacional de Infraestructura ANI, quienes han priorizado el silencio, desconociendo que lo de El Alambrado es solo la punta de iceberg de las preguntas sin respuestas, que como me dijo alguien que tiene por qué saberlo, “despertaron el león dormido”.

Quienes me conocen en mi larga trayectoria en el ejercicio del periodismo saben que soy un hombre libre y de mente abierta cuando de escuchar las partes se trata.

Y saben sobradamente que, en la nuez de mi propósito periodístico está la defensa de los intereses de la ciudad por encima de los intereses y conveniencias personales y de grupo que de tiempo atrás se han entronizado y causado grave daño a la fortaleza institucional que hizo grande a Pereira.