Surgió a raíz del impacto de las restricciones y penalidades en vuelos internacionales por el retiro de American Airlines por cambio de flota de los aviones A319 de 124 sillas a los 737 Max 8 de 172 sillas que requieren pista superior a nuestros 2.220 mts actuales,de los cuales solo 2019 son para despegue y aterrizaje, y los restantes son zona de seguridad.
Desde esa premisa en algunos sectores brotó la inquietud sobre si el alcalde Salazar va a prorrogar o no el contrato con la firma Opam como concesionaria de Aeromatecaña antes de su vencimiento en unos cinco o seis años aproximadamente, dependiendo de la velocidad de los ingresos y de la recuperación de la inversión y el margen de utilidad pactados, fecha y cifras que obligan el retorno del aeropuerto al propietario, el Municipio de Pereira.
Sobre este último aspecto, hablé personalmente con el alcalde Salazar preguntándole si prorrogará el tiempo de esa concesión y si es cierto que al respecto hay conversaciones adelantadas.
Me reconoció el alcalde que Opam le expresó interés en la prórroga del contrato y preguntó si podía escuchar una oferta, a lo cual respondió que la hicieran por escrito, pero aún no la ha recibido. Agregó que, en cualquier caso, Opam primero deberá pagar al Municipio la millonaria deuda de impuestos pendiente.
Sobre si como representante legal del Municipio tiene interés en esa prórroga, Mauricio Salazar plantea la encrucijada tradicional de los alcaldes de Pereira cuando se trata de tomar decisiones que generan sensibilidades tanto por la contratación como por el sentido de pertenencia, o lo que los economistas llaman acervos de capital, o sea, recursos productivos claves para la generación de bienes y servicios.
Le digo al alcalde que Aeromatecaña ha sido aporte sustantivo a la competitividad de Pereira y la región desde su creación como decisión política del Concejo Municipal hace 81 años mediante el Acuerdo 34 del 18 de agosto de 1944. “Soy perfectamente consciente de eso”- me respondió Salazar.
Y agrega que prorrogar o no el contrato de concesión “es una decisión político-administrativa que implica una encrucijada para el gobernante porque recaerán sospechas de quienes no piensan en la ciudad sino en sus intereses políticos o personales. Todos los contratos generan polémica y no hacer nada es la mejor forma, aunque no lo sea para el futuro y el desarrollo de la ciudad”, señaló.
Tengo dos opciones -dice- una, es pactar con ellos para que, en prórroga de tiempo determinado, que no puede ser superior al plazo legal señalado en el contrato inicial y previo estudio técnico y socialización, se terminen las obras que el aeropuerto necesita.
Y la otra opción: “no hago nada para que no digan que soy un ladrón o un torcido; si estoy equivocado, dígame”.
En conclusión, aunque quedan preguntas pendientes, tenemos una coyuntura marcada por penalidades, limitaciones geográficas, técnicas y operativas del aeropuerto.
Todo ello implica la pérdida del mercado internacional y los ingresos regulados que por tasa aeroportuaria le representan al aeropuerto unos $50 mil millones al año. El tiempo se acorta y las decisiones no parecen dar espera.
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Luis Garcia Quiroga es director fundador de GQ Tu Canal. Periodista con 50 años de experiencia (1975). Abogado de la Universidad Libre. Trayectoria en radio, prensa, TV y medios digitales. Columnista de GQ Tu Canal